Burgos celebra este año el centenario de dos de los más importantes intelectuales burgaleses de las décadas iniciales del siglo XX: Juan Albarellos (1861-1922) y Anselmo Salvá (1849-1922). Del primero, fundador de este diario, ya hablé en una de mis columnas y su nombre resulta conocido por buena parte de los burgaleses. Del segundo quizá se tenga un menor conocimiento salvo entre aquellos que frecuentan nuestro magnífico archivo municipal, pero su vida y obra no es menos importante. La Institución Fernán González no ha querido dejar pasar estas efemérides y, por ello, el próximo día 6 de octubre Juan Carlos Pérez Manrique, uno de los mejores conocedores del Burgos del momento en sus aspectos periodísticos y culturales, presentará en la sesión académica de inicio de curso un profundo estudio sobre estos personajes.
Salvá es un magnífico ejemplo de hombre polifacético, dedicado a la historia, al periodismo y la acción cultural. De orígenes relativamente humildes, destacó desde muy temprano por sus dotes como escritor. Completado el bachillerato en el Instituto de Burgos, marchó a Valladolid y Madrid donde cursó estudios de Filosofía y Letras. De pensamiento progresista y republicano, escribió en distintos medios periodísticos madrileños. Durante una temporada de su vida vivió en Palencia y colaboró con el Diario Palentino dirigido por entonces por el insigne Ricardo Becerro de Bengoa.
Instalado en Burgos, se hizo cargo de su archivo municipal donde llevó a cabo una intensa labor de organización y catalogación de sus riquísimos fondos documentales y aún su memoria se halla muy presente en este centro. Gracias a ello se convirtió en el mejor conocedor de nuestra historia local, realizando estudios tan importantes como el de Burgos en la Guerra de las Comunidades o en la Guerra de la Independencia.
Gran conocedor de las Cortes Castellanas y de la participación de Burgos en ellas, escribió la primera historia documental de la ciudad en la que hizo un gran esfuerzo de síntesis erudita. Escritor costumbrista, recreó buena parte de las tradiciones burgalesas en algunos de sus libros y artículos periodísticos. No sería mala idea que el ayuntamiento reeditara alguna de las obras de este escritor, cronista de la ciudad, con motivo de su centenario.