De ánimo «en general, tranquilo», a Jorge Volpi le basta con abrir Twitter y ver las noticias de lo que pasa en el mundo y en México en particular para que, «de inmediato, vuelva a surgir la rabia». Ese estado colérico e iracundo que provocan los tiempos es el que sirve de excusa al premiado escritor mexicano para dar forma a los seis relatos de Enrabiados (Páginas de Espuma), que presenta este viernes en el Museo de la Evolución Humana.
Si no fuera por la guasa y la sátira que esconden, los cuentos de su último libro dejarían un poso de mal humor dado que lo que esconden es la rabia que hay en las familias, entre académicos, en la política, el mundo artístico, el literario y, por supuesto, las redes sociales. Pero el autor usa esa crítica llena de burla de revulsivo: «Lo que quería es escribir un libro unitario con la cólera, la rabia y la ira en el centro, porque me parecen que son las emociones que dominan nuestra vida actual, y que todos fueran satíricos para que sirvieran de antídoto a esa ira».
Con ese propósito describe en Irreversibilidad el intento de un alumno por escribir el obituario de su maestro, y lo narra sin puntos, algo que podría enojar también a los lectores si no fuera porque el autor relata así «el pensamiento obsesivo de quien intenta escribir una necrológica elogiosa y no lo consigue». Otra forma de rabia es la que sienten los músicos contra sus propios instrumentos «debido a la enorme presión que el arte exige para alcanzar la perfección» (Atonalidad) o la que hace a un personaje escribir mal sobre su autor (Poética), algo que se teme podría ocurrirle al propio Volpi: «Supongo que mis personajes no serían nada benévolos porque les hago pasar tragos muy amargos en prácticamente todos mis libros».
Decíamos, también, que no falta un cuento colérico sobre Twitter, una red social «que propicia la rabia por sus respuestas inmediatas y poco reflexivas». El autor de Una novela criminal, que tiene cuenta y llegó a utilizarla «muchísimo hasta que me fui cansando», no confía en que los ánimos se calmen en este tipo de «plataformas ideológicas que son elementos privados que siguen una lógica de negocio»: «Lo mejor sería que Twitter se extinguiera por completo y encontráramos una plataforma distinta para nuestra conversación pública».
De todo esto y de la paradoja que supone que el cuento, «el género que mejor encarna nuestra época por la aceleración que vivimos y la poca atención que se presta a los textos largos, siga en los márgenes en términos de edición y lectura, algo que no se corresponde con el buen momento de la escritura», hablará este viernes, a las 20:15 horas.