Herederos de Andersen

ALMUDENA SANZ
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Escritores, ilustradores, bibliotecarios, editores y libreros especializados en literatura infantil y juvenil exponen el momento que vive, comparten sus claves esenciales, aventuran su futuro y recuperan las lecturas de su infancia

Jorge Martín, María Bravo, María Jesús Jabato, Víctor Adot, María Aguirre, Álvaro Núñez y Eva Ruiz, de izq. a der. y de arriba a abajo. - Foto: Patricia, Valdivielso, Alberto Rodrigo y DB

Dice Rainer María Rilke que la infancia es la verdadera patria del hombre, una patria donde las aventuras se alargan hasta el infinito, donde todo es posible, donde los libros se perfilan como una puerta con todo por descubrir. La literatura infantil y juvenil vive un momento dorado, lo afirman estudios y estadísticas. ¿Pero qué dicen quienes trabajan con ella cada día? ¿Qué opinan escritores, ilustradores, editores, libreros y bibliotecarios? Siete agentes implicados en la escena local exponen el presente de este sector, aventuran su futuro, ahondan en las claves del éxito y despiertan en la habitación de su infancia para recuperar lecturas esenciales.

Cinco preguntas se ponen sobre la mesa de la poeta María Jesús Jabato, ganadora de los tres premios más importantes de poesía para niños a nivel nacional (El Príncipe Preguntón, Luna de Aire y Ciudad de Orihuela), y los escritores Marina Aguirre, que este mismo año ha levantado la estatuilla del Premio Algar de Literatura Infantil en la modalidad de Cuento, con Cuando nuestra casa se partió, y Álvaro Núñez, autor de la serie Perro verde, Violeta Volcán y el tesoro de William Winter o Sociedad Lovecraft, su primera novela juvenil, recién publicada, ambientada en Briviesca. Contestan a estas mismas cuestiones la ilustradora María Bravo, con varios álbumes en el mercado, como Una noche con el Papamoscas, Malditos fantasmas o Poemix; la profesora Eva Ruiz, bibliotecaria del Colegio de Jesuitas; el ilustrador, autor y editor Jorge Martín, que acaba de poner en marcha junto con Tina Mansuwan el sello para niños Ediciones Paco; y el librero Víctor Adot, que en 2010 se lio la manta a la cabeza y abrió La Llave, un establecimiento especializado en Gamonal.

El 2 de abril, fecha de nacimiento de Hans Christian Andersen, todos los focos se encienden sobre la literatura infantil y juvenil. Se celebra su Día. Pero ella, peleona y sabedora de sus encantos, se empeña por contar con esos mimos todo el rato.

Preguntas:

1) ¿La infantil es la cenicienta o la princesa del cuento literario? ¿Por qué?

2) Si se asoma a una bola de cristal... ¿Cómo ve su futuro? ¿Qué necesitaría para ser un país de las maravillas?

3) ¿Qué elementos deben ser esenciales en este género para seducir a los pequeños lectores?

4) ¿Qué título marcó su infancia / adolescencia? ¿Leía mucho o poco?

5) ¿Qué libro considera imprescindible que forme parte de la biblioteca de un niño?

Jorge Martín | Editor

"Lo que se paga a escritores e ilustradores es ridículo"

1) La literatura sufre por la enorme cantidad de oferta digital. Los momentos que teníamos reservados para la lectura de libros se diluyen ahora en un batiburillo de noticias, tuits, reels, series y pelis de plataformas... Sin embargo, la infantil goza de buena salud. Los libros para niños se compran y se usan una y mil veces, se regalan, se tocan, se hacen pedazos...

2) En cuanto a la variedad y la calidad ya es un país de las maravillas. La literatura infantil de hoy es como entrar en un bosque encantado, pero eso tiene un precio y el precio es la precariedad. Lo que se paga muchas veces a autores e ilustradores es absolutamente ridículo. Hay mucha explotación. Si hay un libro que habla de la solidaridad entre las personas pero se ha producido pagando una miseria a sus creadores o en una imprenta que imprime con un gran impacto en el medio ambiente… ¿Qué me está contando realmente ese libro además de la historia?

3) El más importante es querer pasar la página, querer saber qué pasa después... En definitiva, las buenas historias. Hay libros preciosos que llaman la atención por su diseño e ilustración, pero que flaquean en sus historias.

4) Leía muchísimo. Me gustaban mucho los tebeos (Don Miki, Pulgarcito, todo lo de Bruguera, Tintín, Astérix) y libros como Los Hollister, Los Cinco...

5) No hay nada imprescindible pero, aparte de cualquier libro de Ediciones Paco, si tuviera que recomendar uno, sería Un poco perdido, de Chris Haughton. Una historia con mucho suspense e ilustraciones preciosas y muy rompedoras en su momento.

María Bravo | Ilustradora

"La literatura infantil deslumbra por sí sola, pero necesita un empujoncito"

1) La literatura infantil es la cenicienta cuando va al baile. Deslumbra por sí sola pero necesita un empujoncito para ser reconocida y valorada. Como pasa con libros a los que se les quiere dar una mayor visibilidad y para ello se les da un mayor cuidado en la edición, por ejemplo.

2) Espero que sea un futuro que no dé las cosas por sentadas y que busque un abanico de títulos que inviten a soñar, reflexionar, reír, llorar, provocar emocionar, imaginar...

3) Que pueda hacer una nueva lectura cada vez que coja el libro. Que no se acabe, o incluso que pueda inventar nuevas historias y finales.

4) Aún guardo en casa con cariño muchos libros de mi infancia que suelo consultar de vez en cuando. En concreto me parece súper divertido el libro ¿Quién recoge las cacas de mi perro?, del que admiro al ilustrador, Gusti.

5) Caperucita roja, un clásico que a día de hoy podemos encontrar en miles de versiones diferentes a cada cual más original según la mirada y la personalidad que le da cada ilustrador.

Víctor Adot | Librero

"Los cuentos son un vehículo para viajar lejos"

1) La infantil es literatura con mayúsculas, protagonista siempre: diversa, divertida o intensa. Cuando es de verdad literatura de altura, considera al niño inteligente, con la capacidad de elegir por sí mismo, y la magia que produce será muy difícil que desaparezca, ser el mago del cuento que convierte a la cenicienta o princesa de turno en un prodigio y no en un arquetipo vacío.

2) Las librerías independientes están en un buen momento de ventas y de relación con el lector-comprador. Los servicios gremiales como Todostuslibros.com contribuyen a la mejora de nuestra imagen y a dotar de valor añadido nuestro trabajo. Con un oficio tan hermoso como el de librero de barrio estamos cerca de ese país de las maravillas.

3) El humor, la capacidad de empatizar con los protagonistas, la originalidad en los planteamientos... Nada diferente a lo que seduce a un lector adulto; quizá la ilustración sea el factor diferencial. Creo en una literatura infantil alejada de condicionantes pedagógicos y moralizantes y que abre senderos a nuestros pequeños, cómodos o peligrosos, llenos de humor o terror, aventura y misterio, con personajes adorables o miserables. Los cuentos no son un manual para formar ciudadanos ejemplares, son un vehículo para viajar lejos.

4) Leía bastante, sobre todo desde los 10/12 años. Tintín y luego El conde de Montecristo y todo lo de Herman Hesse.

5) No hay imprescindibles. Si yo volviese a ser niño me gustaría despertarme y ver en mi biblioteca todas las aventuras de Tintín y el libro entre los libros: La Isla del Tesoro. Para los más peques, Emma Yarlett, Benji Davies y Olga de Dios.

María Jesús Jabato | Poeta

"Soñar es libre, pero mejor los pies en la tierra"

1) La Cenicienta fue, al fin, princesa, y esto ha pasado con el cuento infantil, que ha pasado de ser secundario a situarse en el mismo plano que el adulto por las cuidadas ediciones y una adecuada promoción. La verdadera Cenicienta de la literatura infantil es la poesía, tanto, que ni se menciona en este cuestionario...

2) La videncia no es mi fuerte; soy miope. El cuento infantil ha encontrado su espacio y goza de buena salud y, si no se descuida, seguirá esa vigencia. ¿Un país de las maravillas? Soñar es libre, pero mejor los pies en la tierra.

3) La sencillez del planteamiento, del lenguaje y de los personajes, un aliño de fantasía y de humor, y un final con felicidad y perdices. Que el lobo se coma a Caperucita y ahí se acabe el cuento es difícil de digerir para los niños, que, en general, viven en un mundo feliz. Otra cosa es que pasen fatigas y apuritos...

4) Leía mucho, mucho; de ahí que sea muy difícil elegir un solo título, diré mis favoritos en la infancia, todos de Andersen: El patito feo, una bellísima historia para explicar la diversidad; Los tres cerditos, ejemplo de arrojo ante las adversidades; y Las zapatillas rojas, la historia de una niña caprichosa y desobediente. Y en la adolescencia, Los Cinco, El Libro de la Selva y Mujercitas.

5) Es imposible señalar uno porque el niño a los cuatro años no es el mismo que a los siete, ni a los 10, pero, en general, no deben faltar los clásicos de Andersen, Perrault y los hermanos Grimm, El Principito, de Saint-Exupery, los tebeos de Mortadelo y Filemón, de Ibáñez, que divierten y enseñan vocabulario, y la poesía de Gloria Fuertes y la más sencilla de García Lorca y otros autores consagrados.

Álvaro Núñez | Escritor

"Para ser el país de las maravillas necesita más lectores"

1) Depende de para quién. Para los lectores es la princesa, para los medios, desde luego, es la cenicienta. ¿Por qué? Las cifras de ventas hablan por sí solas, aunque los autores de Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) no están reconocidos como debieran.

2) Vivo el presente. La única bola de cristal que me gusta es el programa de tele que veía de crío. Yo no me puedo quejar. ¿Qué necesitaría para ser un país de las maravillas? Más lectores. Cuando irrumpen las pantallas, en la adolescencia, la competencia es desigual.

3) Hacerles sentir a los lectores protagonistas.

4) La colección de Alfred Hitchcok y los tres investigadores, de la editorial Molino, me hizo lector. Y los cómics de Súper López del maestro Jan. ¿Leía mucho o poco? Mucho. Y siempre por diversión, que es como se hace lector uno de niño.

5) Las Brujas, de Roald Dahl. Y las aventuras del Pequeño Nicolás, de Goscinny y Uderzo. Y todo el cómic que se pueda. Mezclar cómic y literatura me hizo el lector que soy hoy.

Marina Aguirre | Escritora

"'Matilda', de Roald Dahl, nunca falla"

1) La Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) vive un buen momento: convivo con adolescentes y me sorprende lo mucho que leen. Ahora bien, muchos adultos consideran la literatura juvenil 'de segunda' y nada más lejos de la realidad. Aunque hay muchos libros de influencer, también se encuentran obras de gran calidad literaria, y niños y jóvenes que las demandan.

2) La LIJ tiene un futuro próspero por delante. Me gusta ver que cada vez aparece más novela gráfica para jóvenes, y que empieza a tener un hueco en los planes lectores de los colegios e institutos. Eso sí, me gustaría que ciertos libros recibieran una mayor cobertura mediática: hay demasiadas joyas desconocidas o que van cayendo en el olvido y no se reeditan sepultadas por la abrumadora producción de novedades.

3) Nunca me han gustado mucho los libros moralizantes: a los niños les gustan las historias con humor, aunque retraten situaciones serias. Los cuentos gamberros siempre encuentran un hueco en sus estanterías, y no tienen por que estar exentos de contenido.

4) Leía (y sigo leyendo) muchísimo. En mi infancia, diría que Stelaluna, un álbum precioso que sigue ocupando un hueco preferente en mi salón. Ya de adolescente, me marcaron mucho los libros de Laura Gallego, que rompieron con todo lo que había caído en mis manos hasta entonces. Tengo una primera edición de Memorias de Idhún desgastada de aquellos años.

5) Matilda, de Roald Dahl. La historia me cautivó de pequeña, pero tiene muchos niveles y cada uno lo entiende y se divierte en el suyo. Nunca falla.

Eva Ruiz | Profesora y bibliotecaria

"El problema llega con el móvil y los vídeos tontos"

1) La literatura infantil es la princesa y me parece de vital importancia que los niños empiecen a leer y a disfrutar con lecturas a su nivel cuanto antes.

2) Veo un futuro muy bueno, solo hay que fijarse en todo lo que invierten las editoriales y la apertura de librerías especializadas; si no tuvieran rentabilidad no existirían. Y los niños a esa edad sí que leen mucho, las familias les regalan libros, lo aprecian, el problema, como me dijo un alumno, llega cuando te regalan el primer teléfono móvil, que muchos cambian la lectura por vídeos tontos.

3) Respetarles. Los niños son niños, no son tontos. Deben ser atractivos, que supongan un reto, un desafío, que les ayuden a aprender, empatizar, vivir otras vidas, disfrutar, que sean un acicate para su imaginación.

4) A los 15 años leí El camino, de Miguel Delibes. Había leído muchos libros y colecciones juveniles anteriormente: Un capitán de quince años, Mujercitas, Los Cinco, Los Hollister, varias novelas de Agatha Christie, pero con El camino fue diferente: reía con las trastadas de los protagonistas y sus aventuras eran muy parecidas a las de mi pandilla en Castrojeriz, mi pueblo. Y, al igual que Daniel, el Mochuelo, al final también lloré. Me ayudó a darme cuenta de que era una privilegiada por haberme criado en un pueblo donde fuimos felices. En casa hemos leído mucho siempre. Desde niños nos regalaron libros y juguetes. Los juguetes nos duraban poco. En cambio, hacia los libros sentíamos cariño, respeto. No los rompíamos. Todavía conservamos algunos.

5) No sabría decirte. Hay tantos y tan bonitos...