«La Gendarmería no hace más que improvisar. Es un infierno»

L.M. / Burgos
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Estefan, camionero de una empresa burgalesa, es uno de los afectados por la huelga agrícola en Francia

Estefan, camionero de una empresa burgalesa en ruta por Francia.

El sábado pasado, Estefan, chófer de una compañía de transporte burgalesa, partió de la capital castellana con destino Lille. El trayecto hasta esta ciudad, en el norte de Francia, le supone alrededor de un día y medio de conducción. Sin embargo, la agitación que vive la nación gala y las protestas de los agricultores han convertido el viaje en un quebradero de cabeza.

«Esta vez me va a costar más de 3 días», precisa aún en ruta. Ayer a mediodía se encontraba en un atasco en el norte de Burdeos, a más de cinco horas de Burgos. «Nada más cruzar la frontera ya empezaron los problemas con el desvío constante de las autovías a las carreteras nacionales. La Gendarmería no hace más que improvisar y las consecuencias las pagamos nosotros», lamenta. El tránsito por vías de un solo carril por sentido, con árboles a los lados o estrechos puentes por los que deben pasar con sus camiones, se ha convertido en un reto y en una prueba altamente peligrosa.

«Es la única alternativa que nos ofrecen para seguir trabajando. Es un infierno», asegura. Esta ruta, que hace de forma habitual, le va a salir mucho más cara -combustible, comidas, alojamiento...- que de costumbre. Al circular por carreteras nacionales, la oferta de restaurantes o cafeterías no es la misma que cuando transitan por las cómodas autovías francesas, repletas de áreas de servicio cada pocos kilómetros. 

Es más, en muchos momentos, fruto de intenso tráfico que soportan ahora estas vías, la velocidad a la que circulan no pasa de los 50 kilómetros por hora. «Mi familia, sobre todo los primeros días, me llamaba preocupada para ver si me encontraba bien o había tenido algún problema. Estaban muy asustados», recuerda Estefan, que cuenta las horas para cruzar, por fin, los Pirineos hacia el sur.