Los microplásticos también invaden las orillas de Burgos

G. ARCE / Burgos
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La contaminación afecta a todos los ríos y los suelos de la provincia y sigue en crecimiento en la medida en que el plástico se usa y tira cada vez más por empresas y ciudadanos

Los restos extraídos del río en una jornada de voluntariado ambiental. - Foto: Christian Castrillo

Todos los ríos y los suelos de Burgos, especialmente en los entornos con más población, industria y agricultura, están muy contaminados con microplásticos. Los expertos son unánimes al advertir que estamos ante una catástrofe medioambiental y sanitaria de enormes dimensiones, pero casi invisible, pues se estima que solo un 15% del plástico desechado es perceptible a simple vista y cuantificable, el resto cubre los fondos o ya impregna las aguas oceánicas y continentales, sorteando depuradoras y pasando a formar parte de la dieta de los peces y las aves y también de los humanos con total naturalidad.

En el cauce del río Pico, por citar un ejemplo cercano a la capital, son visibles bolsas de basura en sus orillas, botellas, vasos, envases, juguetes e incluso hasta neumáticos y carros de la compra de supermercado tirados por algún desaprensivo. Si se remueven las piedras del fondo o la vegetación de las orillas es fácil extraer jirones de plástico inclasificable que llevan años y años sumergidos.

El Arlanzón, aguas abajo de la Fábrica de la Moneda y Timbre, la situación es aún peor y lo mismo ocurre con muchos otros ríos y suelos de la provincia, convertidos en auténticos vertederos improvisados de desechos urbanos y también agrícolas a lo largo de los años.

La catástrofe medioambiental que estos días vive Galicia y una buena parte del resto de la costa cantábrica tiene su origen en un contenedor perdido por un barco que ha dispersado 26.250 kilos de pellets de plástico repartidos en un millar de sacos.

Es una cantidad importante, pero ridícula en comparación con la contaminación permanente que sufren las costas gallegas y las del resto del planeta, pues el microplástico fluye a lo largo de todo el globo terráqueo al compás de las corrientes oceánicas.

Cada año se producen en el mundo 400 millones de toneladas de plástico de usar y tirar, 60 millones de los cuales se fabrican en Europa. Solo un tercio de toda esa producción puede salvarse del vertido y recuperarse para nuevos usos.

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