Quieren pensar que se trata de una casualidad, pero lo cierto es que prácticamente al día siguiente o un par de días después de que desapareciera del balcón consistorial la bandera de Ucrania con la que el Ayuntamiento llevaba apoyando simbólicamente a ese país desde que se inició la invasión rusa, aparecieron cuatro enseñas de la Federación Rusa en el mismo inmueble en el que llevan ondeando intermitentemente desde 2015. Se trata del número 1 de la calle Sombrerería, esquina Plaza Mayor, donde ya en un par de ocasiones han tenido que intervenir los bomberos para retirarlas. La última, en junio del año pasado. Ante lo que consideran «un insulto», un grupo de mujeres del país invadido y que ahora viven en Burgos se ha dirigido por escrito a la alcaldesa, Cristina Ayala, para solicitarle que se retiren las enseñas.  

En la petición, registrada el pasado 7 de julio, se hace referencia literalmente al sentimiento de ofensa que les produce ver la bandera del país invasor «en una ciudad que nos ha abierto sus puertas y que nos ha atendido de maravilla», como cuenta Yuliia, que vive aquí con sus hijos mientras su marido sigue en Kiev. Para esta economista, no solo es «una burla» que en una de las principales plazas de la ciudad y junto al Ayuntamiento se haga ese apoyo explícito a Rusia, sino que cree que da una mala imagen ante los turistas: «¿En qué ciudad de la Unión Europea está ocurriendo ahora mismo que se vean banderas rusas y no se vea la bandera ucraniana? En ninguna. Y eso puede repercutir hasta en los ingresos por el turismo», afirma.

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