Alerta por el gran incremento del consumo de opioides

A.G. / Burgos
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El año pasado aumentó el consumo de estos medicamentos contra el dolor en más de 24.000 envases (un 19%). Las farmacias analizan su riesgo y piden que se abandone «la falsa sensación de inocuidad» que rodea a estos productos

Los envases de opioides dispensados en las farmacias burgalesas experimentaron el año pasado un crecimiento del 19%, según datos de Sacyl. - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

La enorme crisis de salud pública que está sufriendo Estados Unidos a cuenta del consumo descontrolado del fentanilo, un opioide mayor con un efecto 50 veces por encima del de la heroína, ha hecho que en España se empiece a hablar de este grupo de medicamentos y a conocerse sus cifras de prescripción y consumo, que están al alza. Ya en 2017 la propia sanidad pública de Castilla y León advertía sobre ello en su publicación Sacyl Prescribe, donde indicaba cómo en la anterior década ese crecimiento había sido imparable en la comunidad autónoma y había pasado de 5,9 dosis por mil habitantes en 2007 a 14 en 2016. De ese último año, además, ofrecía datos del porcentaje de uso, en concreto del fentanilo de liberación rápida, en las diferentes áreas de salud, y la de Burgos se llevaba la palma, casi con un 20% del total de la región. Casi siete años después se sigue hablando de crecimiento: en 2022 esta provincia experimentó un 14% de aumento del número de envases dispensados con receta en la farmacia con respecto al año anterior, especialmente en los opioides llamados menores, cuyo crecimiento se cifró en un 19%, casi 24.000 más. Los mayores apenas experimentaron un aumento del 0,38% de envases, probablemente por las medidas de contención en el uso que ya se están llevando a cabo. 
Los opioides son unos fármacos analgésicos, es decir, que se utilizan contra el dolor que, según datos del Ministerio de Sanidad, sufre más del 30% de la población adulta española (en cuanto al dolor crónico la cifra está en el 17%). Los expertos los clasifican entre menores  y mayores. En total, se consumieron en Burgos el año pasado 198.272 envases de estos remedios, de los que 153.886 fueron menores (codeína, tramadol) llamados así porque poseen techo analgésico, es decir, que llega un momento en el que aunque se aumente la dosis no se alivia el dolor, y 44.386, mayores (morfina, oxicodona, fentanilo), que llevan este calificativo porque con ellos el grado de analgesia crece casi ilimitadamente con la dosis. Sobre el uso de estos últimos cada vez está habiendo más advertencias debido a su enorme capacidad de crear una adicción.

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