La solidaridad logra impulsar hasta los 142.000 euros la ayuda al Tercer Mundo

R.C.G. / Miranda
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El trabajo de diferentes asociaciones y las donaciones ciudadanas permiten atender proyectos que no cubre la partida municipal para Cooperación al Desarrollo, a la que se destinan 100.000 euros, la mitad que en 2010

En muchas aldeas remotas de Benin, el Congo o la India han oído hablar de Miranda. Quizá no saben ubicarla con exactitud en el mapa pero sí que saben que esa ciudad de la que les separan miles de kilómetros ha contribuido a mejorar un poco sus condiciones de vida. 
A pesar de que no corren buenos tiempos económicamente hablando, los mirandeses no han olvidado su carácter solidario. En el último año se han destinado más de 142.000 euros a proyectos humanitarios en el tercer mundo, una cifra que puede parecer un granito dentro de  la inmensa lucha contra la pobreza, pero que suma. 
La crisis ha obligado a optimizar los recursos públicos y una de las primeras partidas en sufrir los recortes fue la de Cooperación al Desarrollo. Este año la dotación ha sido de 100.000 euros, la mitad de la presupuestada hace solo un lustro. Ocho ONG han presentado  proyectos que contemplan desde la construcción de viviendas en zonas rurales de Nicaragua a campañas sanitarias y adquisición de material médico en la República Dominicana o Bolivia. El importe total de las ayudas solicitadas cuadriplica la partida municipal. 
Pero donde no llegan las instituciones, lo hace la solidaridad ciudadana. Por ejemplo Manos Unidas ha logrado recaudar los 32.500 euros que se precisaban para la construcción de aulas y letrinas en una escuela de Benin. No ha sido fácil, pero una vez más la asociación cumple con su objetivo anual. «En Miranda la gente es generosa, y aunque ahora muchas personas no puede colaborar tanto como antes, hacen un pequeño esfuerzo», reconoce Marieli Bóveda. 
La situación ha obligado a acometer proyectos un poco menos ambiciosos. Si hace años la delegación local de Manos Unidas asumía campañas para las que había que recaudar más de 45.000 euros «y hasta sobraba dinero que podíamos donar a otros proyectos que no se habían cubierto», ahora hay que ser más cautos. «Con la crisis aquí también hay familias que lo están pasando muy mal y que necesitan ayuda. Tenemos que intentar repartir la tarta pero sin olvidar que en algunos rincones del mundo las tragedias humanitarias son permanentes». 
Sin centrarse en un proyecto concreto, la tienda de Comercio Justo abre sus puertas el primer domingo de cada mes para vender productos bajo una relación comercial alternativa y de respeto hacia los productores más desfavorecidos. Chocolate, pasta, azúcar, infusiones o café de primera calidad y cuya venta repercute de forma directa en las cooperativas que lo producen en Perú, Sri Lanka o Nicaragua. A punto de concluir el año es momento de hacer balance y la caja total, tras un goteo constante mes a mes, asciende a 3.856 euros. «Podíamos haber recaudado casi mil euros más pero nos falló la campaña veraniega», admite Francisco Gárate. 
También en el Comercio Justo  han notado el impacto de la crisis en los últimos años. «Viene la misma cantidad de gente pero el importe de la compra es menor. Los mirandeses son solidarios y quieren ayudar, pero quien antes se llevaba tres tabletas de chocolate ahora solo puede comprar una», asegura. 
 
Sahara.
El vínculo de Miranda con el Sáhara es especial ya que la región recibe una ayuda sostenida en el tiempo desde hace años con las campañas de recogida de alimentos de primera necesidad, que este año ha superado las dos toneladas. «La gente se vuelca y casi siempre los que menos tienen son los que más dan», asegura Marian Rocandio, de Amigos del pueblo saharaui, colectivo que también realiza actividades para difundir la vergonzosa situación que se vive en los campos de refugiados del desierto, a los que acuden regularmente voluntarios mirandeses. Uno de los más comprometidos con la realidad de la antigua colonia española es Andrés Araiko que a base de donaciones particulares ha conseguido comprar un rebaño de camellas, a las que recientemente ha sumado dos nuevos ejemplares, que pastoreado de forma comunal suministra leche a hospitales y escuelas.