Valderrama ya tiene bolera gracias al maestro

A.C. / Valderrama
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Abel Palma Plaza, entre los ocho mejores jugadores de bolos tres tablones, acaba de construir una instalación en una antigua era de su propiedad para su disfrute y el de todos los vecinos

Abel Palma, a la derecha, constructor y promotor de la nueva bolera de Valderrama, junto a su hermano Eloy (izda.), y numerosos vecinos y aficionados. - Foto: A.C.

En algunos pueblos perviven, en otros quedan abandonadas, en no pocos casos terminan por desaparecer. Eso ocurrió hace 25 años en Valderrama, cuando la bolera quedó sepultada por la nueva pavimentación de la plaza del Ayuntamiento. Abel Palma protestó, pero la obra ya estaba adjudicada y no había remedio. El alcalde pedáneo prometió que las chapas se instalarían en otro terreno del pueblo, pero apenas hubo tiempo porque fueron robadas enseguida. Este reconocido jugador, que se encuentra entre los ocho mejores del escalafón nacional en bolos tres tablones, quería disfrutar de su pueblo y de su pasión, los bolos. Así que en enero se puso manos a la obra y ha construido con el apoyo de algunos amigos y el constructor Juan Carlos Barredo una bolera en el terreno que antaño fueron eras de trilla y heredó de sus padres.

La bolera está abierta y es de libre acceso para todo el que quiera disfrutarla. Abel Palma reside en Frías, de donde proviene su mujer, pero su pueblo es su pueblo. Su máxima ilusión cada tarde después de cuidar su huerta es «tirar aquí cuatro bolos y después tomar algo con mis vecinos», sus amigos de toda la vida. Sin bolera, a Valderrama le faltaba algo y Abel no ha dudado en aportar su terreno, su esfuerzo y su dinero para instalar el juego que en apenas un gran ambiente y evoca recuerdos.

La presencia de DB en Valderrama reunió a hombres, como Fortunato Herrán, de 90 años, quien decía muy contento:«Cargar el bolo puedo, pero echarlo palante no». Aún así lo lanzó, mientras Palma le recordaba lo mucho que aprendió de él en sus años de juventud mientras le observaba tirar en la antigua bolera ya desaparecida. «La pena es que ahora que ya he aprendido no podemos jugar», añadió.

Otros, como Marcos García, de 84 años, llevaban más de una década sin tirar y probaron de nuevo el gusanillo del 'juegadebolos', un deporte tradicional que hizo sonar los aplausos en Valderrama. Hasta las mujeres se animaron y el maestro anfitrión les ofreció sus sabios consejos. El promotor de esta iniciativa espera poder acercar a mujeres, niños y jóvenes a este deporte y para ellos ya tiene preparadas bolas, siempre de nogal, de menor peso adaptadas a su fuerza. Tres tablones de madera de roble forman la base de la bolera, en la que se juega con bolos de teflón, pero también con «los buenos, los de boj, los que hacen tracatracatraca... cuando caen», describe Abel.

Estreno de campeonato. Con su hermano Eloy formó una laureada pareja que en su primer Campeonato Provincial de Bolos Tres Tablones en Quisicedo, allá por el año 1986, se alzó con el primer premio por parejas. Los vecinos cuentan que «los hermanos Palma son muy conocidos». Abel está federado «de toda la vida» en la bolera Aquende de Miranda, pero también frecuenta la del Pinar, en Medina de Pomar, donde conoce a todas las chicas que están tratando de potenciar este deporte entre las féminas. El martes también le acompañaba Raquel de Frías, que con 42 años «es muy buena jugadora», a juicio de Abel. Pero le falta tiempo el suficiente para entrenar y para acudir a los campeonatos, porque le coinciden con el trabajo.

El próximo día 5 de agosto, Abel Palma tiene otra cita, esta quizás menos importante en lo deportivo, pero mucho más en lo sentimental. En su 69 cumpleaños inaugurará la bolera. Por la mañana, la Asociación Cultural de Amigos de Valderrama celebrará su tradicional subida al Pico Humión. Después compartirán una paella popular y por la tarde comenzará el Campeonato de Bolos interprovincial, en el que espera contar con jugadores de Burgos, Vitoria, Vizcaya y, por supuesto, de Las Merindades. Unos pocos, como el fredense Ricardo Sáez, de 44 años, ya van tomando el relevo de la mano del maestro.