El Festibus mantiene su éxito a pesar de la polémica

A. del Campo
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El servicio de transporte nocturno traslada una media de 300 jóvenes en cada fiesta popular. Algunos alcaldes culpan al medio del vandalismo mientras los usuarios lo desvinculan

Con la llegada del verano los jóvenes ribereños que regresan a su tierra para pasar las vacaciones revitalizan la zona y lo hacen sobre todo los fines de semana, cuando recorren la comarca de fiesta en fiesta. Esto genera una duda: cómo desplazarse hasta esos lugares sin renunciar a tomar alcohol. La respuesta habitual era utilizar a los padres o servirse de taxis que a veces provocan largas esperas de madrugada ante la alta demanda. Todo esto se solucionó con el Festibus. Un autobús que traslada a un público mayoritariamente joven a las fiestas de los pueblos ribereños. Los horarios se adaptan a los festejos y las salidas suelen ser en torno a las 23.00 horas y los regresos sobre las 6.00. Los precios oscilan entre los cinco y los diez euros, solucionando así la eterna pregunta de ¿quién lleva el coche?

Lo que nació hace tres o cuatro veranos como una idea de negocio se ha consolidado alcanzado la media de 330 viajeros por noche. La agencia de viajes Aranda Tours afirma que destina unos seis autobuses de 55 plazas a cada fiesta popular, aunque puntualizan que en algunas hay menos demanda y en otras más. En los últimos festejos ribereños, los de Santa Cruz de la Salceda celebrados el pasado fin de semana, se mantuvo la media y más de 300 jóvenes utilizaron el Festibus. 

El primer evento de la temporada estival (época en la que se desarrolla este negocio) ha vuelto a desatar la polémica. El alcalde de Santa Cruz de la Salceda, Juan Manuel Iglesias, denuncia los desperfectos hallados en el municipio tras las fiestas de este pasado fin de semana: «Nos hemos despertado con toda la zona del centro llena de basura, botellas y vasos rotos y hasta lunas de vehículos destrozadas. Es una salvajada». El regidor vincula estos actos al Festibus y mantiene que fue «a partir de su creación cuando empezó a sufrirse este vandalismo». «Antes había algún problema, pero ahora es una exageración», añade recordando que el autobús lleva a Santa Cruz el doble de su población y que «no entra tanta gente en la plaza».

La próxima parada del Festibus serán las fiestas de Torresandino que se celebran este sábado 14 de julio. De momento ya hay ofertados tres autocares y el número podría aumentar. El alcalde de la localidad ribereña, Benjamín Escolar, tiene una postura más imparcial sobre el servicio de transportes: «En parte me parece bien porque la juventud puede venir sin posibles accidentes, pero por otro lado, al final te traen muchísima gente... Es un tema delicado...». El regidor apostilla que «no es problema del Festibus, es de educación. Pasa en todos los pueblos con el botellón y tanto con gente que viene en el bus como en coches particulares». Eso sí, coincide con su homólogo de Santa Cruz al señalar la «necesidad» de recibir ayuda de instituciones superiores como la Diputación a la hora de controlar los problemas derivados de los botellones.

En la agencia que gestiona el Festibus en la Ribera, Aranda Tours, declaran que ellos no quieren entrar en polémicas y recuerdan que simplemente se limitan a satisfacer una demanda, como hace cualquier empresa. Además inciden en que en los tres veranos que llevan con el proyecto los clientes han sido «muy respetuosos con ellos» y que no han tenido «ningún problema». Incluso la compañía se frena a la hora de explotar el negocio, porque como desvelan, los jóvenes les piden que vayan a más destinos y ellos prefieren centrarse en los más concurridos.

Los propios usuarios del Festibus dan la visión desde dentro del servicio y lo desvinculan de los actos vandálicos. «Eso es un problema de la educación de cada uno y no tiene nada que ver con el bus», apuntan dos jóvenes arandinas que llevan utilizando el transporte tres veranos. «Nosotras no hemos tenido problemas y hay buen ambiente en el interior, la gente va hablando con su grupo y con música en la ida, y en la vuelta casi todo el mundo regresa dormido», detallan. Ambas defienden el servicio señalando que les evita tener que molestar a sus padres o depender de taxis.