Juan Manuel Pérez

Plaza Mayor

Juan Manuel Pérez


Entre la paridad y la dignidad

11/03/2023

En el gabinete que agasaja, perdón, asesora a diario a Pedro Sánchez hay menos paridad que en mi casa. Servidor es el único de cinco con cromosomas XY. En el ala oeste de la Moncloa, la señora Aurora Mejía es la única de nueve, los otros ocho son señoros. Al frente de los agradaores monclovitas está Óscar López, en cuya hoja de servicios brilla con luz propia haber sido el muñidor de una moción de censura pactada con un condenado por abuso sexual en el ayuntamiento de Ponferrada. El ahora mano derecha de Sánchez en palacio era por aquel entonces secretario de Organización del PSOE, y la moción contra el alcalde del PP Carlos López Riesco triunfó gracias al respaldo del sentenciado por el caso Nevenka, Ismael Álvarez. Fue un 8 de marzo de 2013. Día Internacional de la Mujer. 

Diez años después, la víspera del 8-M nos dejó una imagen que ponía de relieve lo miserable que puede llegar a ser la política. No seré yo quien defienda a la ministra de Igualdad, Irene Montero -se vale ella misma y su sectarismo para labrarse el futuro-, pero hay que ser muy ruin para dejarla sola, acompañada por su camarada Belarra, en su peor tarde. Ningún otro miembro del Gobierno de coalición, ni siquiera Yolanda Díaz o Alberto Garzón -¿alguien sabe a qué se dedica este hombre?- se dignó a dar la cara en la sesión parlamentaria donde comenzaba a reformarse una ley que todos ellos votaron en su día con alborozo y sin fisuras. 

El desprecio a Montero había comenzado por la mañana, cuando tres ministras de Sánchez se prestaron de atrezzo para presentar la ley de paridad, ignorando a la responsable de Igualdad. La dignidad no cotiza en el Ejecutivo central. Ya ni siquiera se molestan por cuidar las formas con los compañeros de gabinete.