María Isabel Valldecabres Ortiz fue nombrada directora general de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda el pasado agosto. Un mes después se desplazó hasta Burgos para conocer las instalaciones de la barriada San Juan Bautista, donde se elabora un papel de seguridad "de máxima excelencia a todos los niveles". En estos momentos la plantilla alcanza los 155 trabajadores, una cifra mermada por la ausencia de la tasa de reposición en los últimos años. Sin embargo, con la aprobación por Ley por parte del Gobierno pretenden recuperar parte de los huecos existentes.
De forma paralela, esperan un pico de producción de cara a verano, por lo que en esta época la directora general espera un aluvión de nuevas contrataciones en Burgos. "Los tiempos son los que nos requieren los clientes y tenemos uno en Sudamérica que nos va a apretar mucho por aquél entonces", apunta la propia María Isabel Valldecabres.
En estos momentos, la planta burgalesa se prepara para realizar una parada técnica que reducirá de forma considerable la actividad en su interior. Se trata de un proceso programado que se aprovechará para mejorar el servicio que presta en la fabricación del papel. Se prolongará durante cerca de dos meses y conllevará pasar de los cinco turnos actuales a solo dos de lunes a viernes.
"No vamos a plantear un Expediente de Regulación Temporal de Empleo por necesidades de la producción", adelanta Valldecabres, que se inclina más por la puesta a punto de la plantilla a través de acciones de formación y cualificación en materia de digitalización. Además, pondrán en marcha tareas de mantenimiento, posproducción o preimpresión. "Es un periodo duro", confiesa la directora general, pero confirma que la plantilla no va a perder ni un solo trabajador en los próximos meses.
Los tiempos. Reducir considerablemente la actividad en una fábrica es siempre delicado. La dirección de la FNMT valoró distintas opciones para llevar a cabo esta parada siempre teniendo en cuenta los pedidos de sus clientes y el bienestar de los empleados. A todos estos condicionantes se suma, como no podía ser de otra forma, los problemas derivados de la falta de materias primas y suministros que asolan los mercados globales.
La propia María Isabel Valldecabres hace autocrítica y confiesa que "a lo mejor no siempre hemos sido lo diligentes en el pasado que deberíamos haber sido para que Burgos se sienta fábrica a todos los efectos y no un satélite a parte". Sea como fuere, ha prometido una mayor comunicación con la plantilla.