Adif abre la estación de Miranda sin acabar la obra del techo

ARSENIO BESGA
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Las obras han dejado descubiertos los cables y tuberías del vestíbulo, mientras las taquillas continúan cerradas por el mismo motivo

Cualquier usuario puede acceder al vestíbulo de la estación de Miranda, pese a que el cableado y las tuberías del techo han quedado al descubierto. - Foto: A.B.

Adif se ha propuesto remodelar los techos de la estación de Miranda para evitar desprendimientos y, poco a poco, avanza con el proyecto. Primero, derribó la parte superior de la habitación donde están las taquillas y cerró esa estancia hasta que terminen las obras para restaurar su bóveda. Después, hizo lo mismo con los baños de caballeros. Y, ahora, ha tirado la techumbre del vestíbulo. Eso sí, solo ha dejado clausurada la sala principal durante unos días y, aunque todavía los operarios no han colocado la escayola de nuevo, desde ayer a media mañana ya está abierta al público.

El resultado de esta decisión es que cualquier usuario o viajero, de Miranda o de fuera, cuando entra a la estación de trenes no se topa con andamios, sino que se encuentra  un amasijo de cables y tuberías descubiertas sobre su cabeza. Con ello, la sensación de inseguridad por riesgo de desprendimiento, como denunció  la sección sindical de CCOO hace apenas unas semanas, queda más que patente.

En este sentido, la única medida preventiva que, por el momento, se ha tomado pasa por retirar los bancos que se hallan en el vestíbulo. De esa manera, Adif intenta que los ciudadanos permanezcan bajo esos cables descubiertos el menor tiempo posible. Al menos, así lo transmiten los empleados de estas instalaciones.

No obstante, mientras la sala principal está abierta al público, las taquillas permanecen cerradas. Y eso que, en principio, el problema estrucutural al que se enfrenta esta parte del edificio es exactamente el mismo que el del vestíbulo.

La zona en la que se venden los billetes en la estación de Miranda tampoco tiene una capa de escayola que cubra sus cables y tuberías desde hace semanas. Por ese motivo está clausurada, lo que obliga a los trabajadores a permanecer fuera de sus asientos y a no poder expedir billetes. Como mucho, los empleados tienen la opción de asesorar a los viajeros cuando compran sus tiques en la máquina de autoservicio o en la página web de Renfe (...).

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