El sol incide desde hace más de diez años sobre las placas fotovoltaicas ubicadas en el Polideportivo Municipal de Anduva. El problema es que nunca han estado en funcionamiento, por lo que pese a que los paneles aparentemente están en buen estado, no sirven para que haya una producción eléctrica, que cubra parte del gasto que se produce en esta dependencia municipal.

El Ayuntamiento de Miranda aprovechó el segundo Plan E, que arrancó en 2009, para financiar la instalación de estos aparatos, con la intención de reducir la factura y empezar a acostumbrase a un concepto que por entonces no era tan recurrente como ahora, el de la eficiencia energética. Las placas están asentadas en el edificio principal, entre el frontón cubierto y la piscina climatizada, pero ninguna de estas instalaciones puede beneficiarse de ellas.

Más allá de que nunca hayan servido para el motivo por el que se instalaron, en estos momento también hay que tener en cuenta que parte de los equipos para hacerlas funcionar no podrían funcionar, por el paso del tiempo y por algún acto de vandalismo, por lo que en caso de querer activarlas, también habría que ejecutar algún tipo de inversión en unas dependencias deficitarias para las arcas locales.La elección de este espacio municipal no resultó casual.

El complejo deportivo pese a la pérdida de socios de la última década encabeza la lista de instalaciones públicas con un mayor gasto energético. De hecho, en 2019 -último año completo sin los efectos de la pandemia- la factura eléctrica del Polideportivo rozó los 89.000 euros. Para entender lo que supone esta cantidad, basta con ver los datos, puesto que el segundo edificio municipal en gasto de luz es el teatro Apolo, con 37.000 euros. En 2019, el Consistorio tuvo un coste total en sus 81 inmuebles repartidos por Miranda de 439.000 euros.