Burgos no es tierra de seísmos

L.M.
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El Instituto Geográfico Nacional apenas tiene contabilizados una veintena de terremotos en la provincia de una magnitud superior a 2, ninguno de ellos con consecuencias graves. El más serio se produjo en Villarcayo en 1939

Terremotos registrados en la provincia de Burgos.

Las imágenes posteriores a los dos terremotos que sacudieron el sudeste de Turquía y el noroeste de Siria la madrugada y mañana del lunes dieron la vuelta al mundo a los pocos minutos. La magnitud de los dos seísmos, de 7,8 y 7,5 grados en la escala de Richter respectivamente, han sido los más potentes en la historia reciente de estas dos naciones.

Por fortuna, la provincia de Burgos se encuentra en una zona de sismicidad baja y el riesgo de terremotos no es alto. El Instituto Geográfico Nacional tiene contabilizados desde principios del siglo pasado algo más de una veintena de incidentes, ninguno con consecuencias notorias o graves. El de mayor escala se produjo hace más de 80 años en Villarcayo: el 2 de octubre de 1939 la tierra se movió en un terremoto que alcanzó una magnitud de 4,3 grados que a buen seguro notaron los vecinos. «Son bastante comunes en la zona pirenaica la ser una cadena montañosa fruto de la colisión de dos placas tectónicas, la Ibérica y la Europea», precisa Josep María Parés, doctor en Ciencias Geológicas y coordinador del programa de Geocronología y Geología del CENIEH. Este temblor ha sido el único del que hay registros que haya superado en la provincia la magnitud 4 en la escala sismológica de Richter.

El temblor de Villarcayo se produjo al nivel del suelo, lo que a buen seguro incrementó la sensación de movimiento de la tierra y generó grietas en algunas casas. «La profundidad es fundamental», indica. Los de Turquía y Siria, de una magnitud mucho más elevada, se desataron a unos 15 kilómetros por debajo de los pies de los vecinos, lo que fue letal. «Es muy poca distancia, lo que ha redundado en los enormes destrozos en estructuras civiles», apunta Parés.

La situación de la provincia de Burgos, al norte de la Península, reduce de forma considerable la probabilidad de que se produzca un terremoto a gran escala. «Son mucho más frecuentes en el sur de España, en las inmediaciones de las Cordilleras Béticas», resume (...).

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