Todo lo que toca lo convierte en oro. Es joven, pero su talento ha dado la vuelta al mundo hasta el punto de convertir a Taylor Swift en la cantante femenina con más álbumes número uno de la Historia. Y bajo la estela de esta estrella salieron a la venta hace unos días las entradas para su único concierto en España, que será el 30 de mayo del año que viene, y se desató la locura. Una lucha solo digna para ver a una diva, pero que pone de manifiesto una vez más la enajenación mental que generan los grandes espectáculos de música en directo en los últimos años.
The Eras Tour pretende ser un repaso por la carrera al completo de Swift y lo cierto es que ha despertado la expectación fans de todo el mundo, quienes no solo han agotado las entradas para cada recital, sino que se han dedicado a pedir número en varias fechas programadas en diferentes países para optar al acceso de la cola virtual.
Según Ticketmaster, plataforma vendedora de las entradas de España, el proceso «está diseñado para favorecer y priorizar la compra a los verdaderos fans», para lo que disponen de «un avanzado sistema» de funcionamiento confidencial que permite analizar variables que indiquen si, primeramente, el comprador se trata de un robot y, en segundo lugar, si es un auténtico admirador.
No obstante, la alta demanda de entradas y la existencia de fechas limitadas ha provocado que las redes sociales y las web de reventa como StubHub o TicketSwap se llenen de tickets que, a menudo, sobrepasan el doble del precio original y por los que se han llegado a pedir hasta 6.000 euros.
Y este es solo un ejemplo de lo que está sucediendo de manera habitual en los grandes conciertos. En el caso madrileño, los precios originales oscilaban de los 85 euros, en el anfiteatro trasero, hasta los 589 euros, coste del pack VIP que aseguraba las entradas con mejor visibilidad y accesorios como un pin o una bolsa de tela. ¿Cómo pueden demandar hasta 6.000 euros quienes quieren hacer negocio?
Swift realizará una sola parada en España y las 65.000 localidades disponibles para verla se vendieron en media hora, en contraste con el recital que dio en el WiZink en 2011, antes de su transición de country al pop, donde no consiguió el lleno. Al boom de conciertos la ha acompañado el ascenso al primer puesto de la lista Billboard de su álbum Speak Now, hito que se produce por duodécima vez en su carrera. Con este nuevo número uno, rompía el récord ostentado por Barbra Streisand, con 11 álbumes, tan solo superado en cantantes masculinos por Jay-Z, con 14 discos, y los Beatles, con 19.
Asimismo, Swift se ha convertido en la primera intérprete viva con cuatro álbumes entre los 200 primeros (Midnights, quinto; Lover, séptimo, y Folklore, décimo) desde que en 1966 lo lograse el trompetista Herb Alpert.
Speak Now es una versión de idéntico título y canciones de un álbum de 2010, salvo algunas novedades para atraer a los poseedores del disco anterior. Su publicación responde a la maniobra de la cantante de regrabar sus seis primeros álbumes con el objetivo de poder interpretar en directo y obtener réditos por aquellos temas cuyas grabaciones pertenecen a la discográfica Big Machine, que le prohibió el uso de los mismos. La artista ha realizado lo propio en 2021 con los álbumes Fearless y Red, grabados de manera facsimilar a los de antaño, y a los que se ha sumado, en 2022, un disco de nuevos temas titulado Midnights, que le ha hecho ser la primera artista de la historia en acaparar los 10 primeros puestos del Billboard encabezados por Anti-Hero, single del álbum.
Estímulo económico
Al margen del precio del espectáculo, es de reseñar el notable impacto que estos tienen en las ciudades en las que desembarcan grandes artistas. Los de Swift ya han sido considerados un atractivo de vital importancia en algunas ciudades estadounidenses al estimular la economía de la localidad llenando el aforo hotelero e incentivando el consumo: ejemplo de ello es su inclusión en el informe de la Reserva Federal estadounidense, redactado por los 12 bancos centrales regionales para evaluar detalladamente la economía del país. En él se afirma que los ingresos hoteleros de Filadelfia alcanzaron en mayo los niveles más altos tras la pandemia motivados por los tres recitales de la cantante en la ciudad, con una asistencia de 68.000 espectadores cada uno.