Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Censurar es matar un poco

16/07/2023

Ha cundido esta semana la sensación de que Sánchez agotaba su último cartucho, que ha desperdiciado la bala de plata que los presidentes siempre tienen en su última aparición sobre el escenario, el debate televisivo. El jefe del ejecutivo dispone de toda la maquinaria necesaria para realizar dosieres, gráficas y recopilar datos suficientes como para sepultar a cualquier adversario, pero los cuatro días sin agenda pública que se reservó para la preparación del cara a cara con el candidato oponente sólo le alcanzaron para echar mano de lo ocurrido en un pueblo madrileño no muy lejano de la frontera con Castilla y León, Valdemorillo, donde una absurda decisión de los concejales del nuevo gobierno municipal de coalición PP-VOX ha supuesto la suspensión de una obra de teatro de la que es autora la novelista y dramaturga londinense Virginia Woolf. ¿Qué ha podido mover al cultivado aspirante socialista a la reelección para traer al prime time más rabioso y pujante de la temporada televisiva la mención a una escritora olvidada siempre por los políticos, ignorada y seguramente nunca leída, aunque sí les suene su nombre por las películas de Mike Nichols y de Stephen Daldry, ¿Quién teme a Virginia Woolf y Las horas? Sólo un argumento, muy lejano a la defensa de la obra literaria de la prestigiosa integrante del círculo de Bloomsbury: la criminalización de los pactos a los que puedan llegar sus adversarios, con el objetivo de hacer creer a la opinión pública que sólo él puede negociar con otras formaciones políticas su acceso al poder, aunque sea con partidos que desprecian a España, sus instituciones y sus símbolos.

Cuando Sánchez mencionó Valdemorillo y a la Woolf, confieso que me removí en el sillón con cierto deleite. Al fin, me parecía intuir, un candidato presidencial coloca en un debate tan relevante la cultura con mayúsculas, y las horripilantes costumbres censoras que las administraciones ejercen sobre la libre difusión y el acceso a las obras culturales de renombre. Tras escucharlo, me dije: "ahora va a mencionar también al anti independentista Albert Boadella", eternamente censurado y machacado en Cataluña hasta el punto de que tuvo que exiliarse en Madrid para poder trabajar. Pensé también: "seguro que tras Boadella colocará delante de Feijóo el nombre de José Luis Garci", director de cine y guionista repudiado por los sucesivos gobiernos socialistas por no ser "exactamente lo que esperábamos", según escribió el periódico más vendido en 1983 cuando le dieron el primer Oscar a una película española dirigida por él. Pensé también que mencionaría la necesaria libertad cultural cuando por las imposiciones de la obsesión dominadora woke, se están censurando frases enteras de Roald Dahl o de los Monty Python porque molestan a los colectivos más diversos por sus desconsideraciones. A todos ellos se les mata un poco al censurarlos.

Pero no. Las alusiones culturetas se quedaron en Miss Virginia, la creadora impenitente y genial de la señora Dalloway a la que admira Sánchez.