Los mismos nervios que la primera vez

C.P. / Burgos
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Alfonso Rodríguez empezó como tetín en 2005 y, 18 años después, se convertirá en el tetín mayor. Un honor y una responsabilidad para este burgalés que comenzó en el mundo de la danza gracias a su mujer

Alfonso Rodríguez, tetín mayor. - Foto: Valdivielso

La novia de Alfonso Rodríguez estaba apuntada a clases de baile y él no dudó ni un momento en entrar en ese mundillo. Ha llovido mucho desde aquella primera vez porque la que entonces era su novia hoy es su mujer y la madre de sus hijos, que también se han aficionado a la danza al haberlo mamado desde pequeñitos. Lo que no podía imaginarse Alfonso cuando dio sus primeros pasos de baile es que algún día acabaría siendo el tetín mayor de la Asociación de Danzantes de Burgos. Vamos, el que dirige la jarana de los bailes tradicionales tanto en el Curpillos como en los Sampedros. 

Alfonso comenzó a bailar en la asociación Justo del Río, pero las visicitudes de la vida le llevaron a dejarlo. Sin embargo, el gusanillo seguía ahí y un día cualquiera de 2005 vio un artículo en la extinta revista Plaza Mayor. El Ayuntamiento de Burgos abría plazas para ser tetín, pues los que estaban en aquel momento se 'jubilaban'. Acudió a la llamada y se convirtió en tetín, una tradición que ha mantenido durante 18 años. «Para mí es un 'hobby', un disfrute», asegura.

Estos Sampedros son especiales porque pasa a ser el tetín mayor, el que dirige a todo el grupo de danzantes compuesto por el resto de tetines, bailarines, paleros, dulzaineros y el redoblante. «El tetín mayor siempre es el tetín mayor. Te conoce más gente, es el que tiene que pedir permiso al alcalde o la autoridad correspondiente para que comience el baile en un determinado acto... es más responsabilidad», cuenta Alfonso, que cree que ha sido elegido por sus compañeros por ser uno de los que más se involucra en que todo salga a la perfección.

A pesar de tener muchos años de vuelo, esta primera vez como 'director de orquesta' guarda alguna similitud con aquella primera vez que bailó en 2005. «Este año va a ser muy emocionante y especial porque, aunque tengo ya muchas tablas, estoy nervioso. Al final es mucha responsabilidad porque lo que yo diga lo van a hacer todos los demás. Soy yo el que va dirigiendo», comenta.

Alfonso vestirá este año de azul en vez de verde y ya tiene su traje listo para la hora de la verdad. Durante las fiestas de San Pedro, bailará los 10 días seguidos e intervendrá en muchísimos actos, como el Himno a Burgos, el Burgalés Ausente, los Pasacalles... «Alguna vez la mujer me pone alguna pega porque estoy muy liado, pero igual si estoy aquí es por ella, porque empecé a bailar por ella», dice con media sonrisa.

De todos los bailes que realiza, Alfonso disfruta especialmente de actuar en la Plaza Mayor, pues cada vez más gente de todas las edades se anima a verles. «Es lo que más nos gusta a todos. Es una auténtica pasada porque hay mucho público: niños, padres, abuelos... hasta los mismos arcos están llenos de gente», señala.

Este año le tocará a él llevar la batuta tras la retirada del antiguo tetín mayor y, pese a los nervios que le recuerdan a aquella primera vez de 2005, Alfonso ya está preparado para mover el cuerpo al ritmo la danza de las espadas, los tres paloteos, la danza de arcos, la canastilla, el valenciano y la jota burgalesa.