La casa del yacimiento romano de Poza recuperará sus pinturas

S.F.L. / Briviesca
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La nueva campaña de excavación en Flavia Augusta comenzará en octubre y se centrará en terminar de localizar y limpiar las piezas de color de la habitación decorada. El equipo de restauración aumentará

La limpieza de un pequeño fragmento de pintura mural de unos cinco centímetros cuadrados se puede alargar entre 15 y 30 minutos. - Foto: S.F.L.

La denominada Casa de las Flores de la ciudad romana de Flavia Augusta, una edificación de grandes dimensiones que asomó en un campo de girasoles a un escaso kilómetro de Poza de la Sal, volverá a ser objeto de investigación del equipo de arqueólogos dirigido por Esperanza Martín a partir de octubre. Durante la última campaña de excavación consiguieron dar con la pintura mural que decoraba hace 2.000 años una de las habitaciones y sustraer parte de las piezas, pero no todas, por lo que las actuaciones en la nueva intervención se centrarán en recuperarlas, limpiarlas y analizarlas al completo.

Se trata de un trabajo muy meticulosos que requiere delicadeza y paciencia, teniendo en cuenta que la limpieza de un fragmento de aproximadamente cinco centímetros cuadrados se puede prolongar entre 15 y 30 minutos, por lo que el «equipo de restauración se ampliará», comenta Martín. Sin embargo, el número de voluntarios que participan en la excavación probablemente se reduzca respecto a otros años porque el área en el que excavarán durante las próximas semanas se limitará exclusivamente a la dependencia coloreada. A su vez, el tratamiento de las pinturas solo lo pueden llevar a cabo expertos, al igual que el análisis digital previo a las copias en 3D.

En una superficie de unos 120 metros que perforaron sobre la estructura de la urbe, en la domus (vivienda de familias con poder adquisitivo elevado) se aprecia una estancia con un gran islote de época romana que por los datos obtenidos comprobaron que, al menos, se construyó en tres fases. Las figuras que aparecen representadas en los muros de la habitación con motivos florales, entre otros, fueron diseñados y coloreados en diferentes tonos llamativos. En esta nueva actuación realizarán una bajada preliminar para saber a qué profundidad se localiza un suelo que por el momento no han alcanzado y seguirán con la excavación y los análisis de todas las piezas que aparezcan. Las obtenidas hasta el momento -como platos refractarios en los alrededores fabricados con materiales trabajados a miles de kilómetros de la ciudad- confirman el carácter lujoso de la casa y la buena posición social y económica de los propietarios.

Los más de mil fragmentos de pintura mural rescatados de la profundidad de una finca de la Bureba y en torno a 200 de cerámica han pasado por las manos de Lucía Anta, restauradora que se encarga de estabilizar y limpiar cada uno de ellos para que «una vez catalogados se puedan unir las piezas de este gran puzzle y conocer más datos para deducir cómo vivían los pozanos hace 2000 años», expone la directora. Si bien, el inventario del yacimiento supera las dos mil. «El potencial arqueológico de la localidad es absolutamente alucinante y merece su puesta en valor. Podremos seguir por muchos caminos, pero ya veremos que nos depara el futuro», sentencia.