Un peregrinaje entre azadas, pintura y martillos

B.A. / Revilla del Campo
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Un grupo de scouts de Madrid recorre el Camino de San Olav y realiza labores de mantenimiento, como repintado y limpieza de los hitos que lo marcan y su entorno. Ayer llegaron a Covarrubias

Entre las labores de mantenimiento que están realizando los adolescentes está en el repintar los hitos del Camino, deslucidos por el sol y el paso del tiempo. - Foto: Luis López Araico

Están acostumbrados a andar largas caminatas y portar pesadas mochilas. Las azadas, martillos, pinturas y otras pequeñas herramientas son unos inusuales compañeros de travesía en esta ocasión. Y es que esta vez no se trata sólo de una de las marchas a las que este grupo de scouts está más que habituado, sino de limpiar, adecentar y reponer las señalas del Camino de San Olav, que une la capital con Covarrubias transitando por la comarca de Tierra de Lara. Durante tres etapas, desde el jueves hasta ayer sábado, siete jóvenes guiados por Néctor Gamarra han disfrutado de los parajes y la historia de la zona mientras realizan labores de mantenimiento en esta ruta.  «Cuando pasamos a la sección de los mayores llevamos a cabo algunos trabajos de servicio a la comunidad y decimos que este podía ser uno de ellos», cuenta Elena Maeso, que lleva ya ocho años dentro de este grupo de jóvenes. 

Mientras siguen la cruz roja que indica por donde caminar, observan aquellos puntos donde es necesario actuar y se ponen a trabajar. Luna Hernando, que conoce la zona porque su familia procede de Salas de los Infantes, da una capa de aceite de linaza para proteger la madera de uno de los hitos que hay colocados a la salida de Revilla del Campo, donde el viernes hicieron una pausa para tomar el almuerzo. Otros de sus compañeros, como Mateo Pandiella o Alejandro Potenciano, con la azada, se encargan de retirar las altas hierbas que han crecido en torno a este poste y que apenas permiten que se vea. Un poco antes, también habían repintado con spray una de esas cruces que indican como llegar hasta el destino y que ya había perdido cierta intensidad. «Es un poco tedioso, pero ya le hemos cogido el tranquillo y mecanizado lo que tenemos que hacer», relata Andrés Nieto, con la azadilla bajo el brazo y en relación a las actuaciones que acometen a su paso.

Durante la primavera, como cuenta Diego Uría, hicieron ya un trabajo similar en refugios de montaña de la comunidad de Madrid, ciudad de origen de estos scouts. «También dejamos pastillas y leña para que las personas que fueran a ellos pudieran encender fuego», cuenta el joven de 19 años, el único universitario del grupo, ya que el resto acaba de terminar segundo de Bachillerato, y que estaba esperando a terminar este proyecto para ver si lo recomendaba. «Mi madre es muy aficionada a hacer todo tipo de caminos y este no lo conocía, así que quizá le aconsejo que venga a hacerlo, porque de momento me está pareciendo muy chulo».  

Los scouts completaron el viernes la ruta entre Los Ausines y Cubillejo.Los scouts completaron el viernes la ruta entre Los Ausines y Cubillejo. - Foto: Luis López Araico

jornadas intensas. Y es que la experiencia les está gustando, a pesar de que las jornadas están siendo muy largas porque van realizando constantes paradas para mejorar el aspecto de la ruta. «El jueves salimos de Burgos a las 11.15 horas y entramos por Los Ausines, donde hicimos la primera noche, a las 22, así que fue todo el día», explica Lidia Fernández en relación a esta iniciativa que están disfrutando. «Los paisajes y los pueblos son muy bonitos, y el camino de momento está yendo muy bien, es bastante llano», afirma Elena para después preguntar: ¿Alguien me coge esto un rato?», refiriéndose al cubo donde llevan ciertas herramientas y pinturas y que a base de caminar con él se va haciendo más pesado.

Los jóvenes forman parte del grupo Speria 456. Llegaron a Burgos el jueves desde de la localidad soriana de Navaleno, donde estarán instalados hasta el 29 de julio con otros compañeros, en total 130 personas, entre scouts, monitores y cocineros. El viernes completaron la ruta Los Ausines-Cubillejo y ayer concluyeron este camino recorriendo la distancia entre Cubillejo y Covarrubias, donde está la ermita de San Olav. «Además de caminar y hacer ese trabajo también se están empapando de la gastronomía, la cultura y la historia de la comarca», cuenta Néctor Gamarra, su monitor, con casa en Cubillejo de Lara desde hace 14 años. «Conocía la zona y pensé que la que estamos haciendo podría ser una actividad interesante para este año, por eso se lo propuse a la Asociación Tierra de Lara y a los chicos», cuenta. 

Desde este colectivo, donde acogieron encantados la propuesta, les han facilitado las herramientas, los productos y las chapas que tienen que ir colocando. También unas placas en las que se avisa del paso de ganado y en las que piden por favor que se vuelvan a cerrar las puertas tras abrirlas para poder pasar. «Están haciendo una labor muy importante», confiesa Javier Herrero, alcalde de Cubillejo, que agradece el trabajo de mantenimiento que están haciendo en esta ruta, «no muy conocida, pero que es interesante poner en valor porque merece la pena ser visitada». 

Javier Herrero, alcalde de Cubillejo de Lara, se acercó el viernes a saludar a los jóvenes y a agradecerles el trabajo que están haciendo.
Javier Herrero, alcalde de Cubillejo de Lara, se acercó el viernes a saludar a los jóvenes y a agradecerles el trabajo que están haciendo. - Foto: Luis López Araico

La Asociación Tierra de Lara fue la que creó y diseñó este Camino de San Olav, que une la catedral de Burgos y la ermita del santo en Covarrubias tras caminar 60 kilómetros por su comarca. Se inauguró en abril de 2012, tras la señalización y colocación de hitos que de forma voluntaria también han seguido mantenimiento durante esta década. La idea la tomaron de Noruega, donde se peregrina a través de diferentes rutas hasta la catedral de Nídaros, que se construyó sobre la tumba de este santo. En el caso del camino burgalés las credenciales se pueden recoger en la Oficina de Turismo de la capital e ir sellándola en diferentes puntos. Los jóvenes, con ella completa, regresan este domingo a Navaleno, tras conocer también San Pedro de Arlanza y el Museo del Oso, en Hortigüela.