Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Bulos

06/03/2023

Podemos llamarlos fake news para adornarlos con el prestigio que otorgamos acríticamente al idioma inglés, y hasta inventarnos palabras de cincuenta euros, como 'posverdad', para hacernos la ilusión de que nos encontramos ante una realidad inédita, pero lo cierto es que los bulos, esas mentiras gordas propaladas con la intención de manipular al personal e infligir el mayor daño posible al enemigo, llevan existiendo toda la vida de Dios. Lo que ocurre es que los políticos se han apercibido últimamente de que en épocas sobresaltadas y dominadas por la tensión, cuando cada información que recibimos nos parece más inverosímil que la anterior, las noticias trampa encuentran su perfecto caldo de cultivo para crecer y multiplicarse. Así sucedió con la madre de todos los bulos, cuando el entonces presidente Aznar intentó que nos tragásemos la especie de que ETA había colocado las bombas en los trenes del 11M, y también con los mil y un desatinos que circularon a velocidad de vértigo durante la pandemia, hasta llegar a casos bien recientes, como el de esa tertuliana disparatada que afirma en televisión que la mujer de Pedro Sánchez se ha cambiado de sexo y que antes era un señor con bigote.

En Castilla y León, los rectores de Vox han sido acusados estos días de difundir en las redes sociales el bulo de que la Junta asigna 3.000 euros mensuales a cada enfermo de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) para atender sus necesidades. La mentirijilla sirvió para justificar el rechazo de la ultraderecha a una iniciativa parlamentaria de Ciudadanos que planteaba conceder 1.000 euros al mes a los afectados por la citada enfermedad, que han sido quienes han puesto el grito en el cielo para exigir que dejen de usarlos para embaucar a la gente y quejarse de paso de que reciben una miseria de la administración autonómica.

Quizá quepa preguntarse si a lo peor es verdad que Vox no pretendía engañar a nadie, y lo que ocurre es que padece de una ignorancia oceánica en lo que al gobierno de nuestra región concierne, y sus representantes intervienen en público sin tener la más remota idea de lo que se traen entre manos, lo que nos trasladaría a un escenario aún más desolador. Uno, desde luego, prefiere los bulos, porque de ellos al menos podemos defendernos.