9 meses inolvidables para el San Pablo Burgos

J.C.M.
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La Copa Intercontinental completa los mejores momentos en la corta historia del equipo burgalés: semifinalista en la ACB, ganador de la Champions y clasificado para la Copa

Benite besa a Bassas durante la fase final excepcional de la Liga Endesa. - Foto: Valdivielso

La historia del San Pablo es corta, comenzó en 2015. Sin embargo la lista de éxitos es ya de un club importante, que se ha ganado el respeto y la admiración en el mundo del baloncesto. Y las experiencias vividas en los últimos meses entrarán en la historia del deporte burgalés. En junio de 2020 acarició el cielo tras derrotar al Real Madrid y alcanzar las semifinales de la Liga Endesa. Y solo unos meses después alcanzó el Olimpo en Atenas, ganando la Basketball Champions League. Para completar el crecimiento del San Pablo, se ha clasificado para la final de la Copa del Rey por primera vez en la historia y ha ganado la Copa Intercontinental en Buenos Aires.

En plena pandemia la ACB, y con la Liga paralizada, decidió que el título de campeón se jugase en Valencia entre los 12 primeros clasificados. Para el San Pablo el hecho de acudir a esta cita ya suponía un premio, pero quería más y consiguió lo que nadie esperaba. Tras un histórico triunfo ante el Real Madrid llegó a la última jornada con opciones de meterse en unas semifinales de la ACB. Había ganado al equipo blanco (87-83) y a Zaragoza (92-86) y había caído ante Gran Canaria (91-87) y Valencia (94-90). En su último partido se la jugaba ante Andorra y tras un apasionante encuentro se impuso por dos puntos (88-86). El premio, jugar la semifinal de la Liga ACB ante el Gran favorito, el Barcelona.

Durante minutos el equipo de Joan Peñarroya tuteó al conjunto catalán pero el poderío físico y la calidad de Mirotic acabó por imponerse. El Barcelona ganó 98-84 pero esa derrota no empañó la extraordinaria aportación del San Pablo.
atenas. Aquella cita en Valencia dio por concluida la temporada y el San Pablo reorganizó su plantilla, con la salida de hombres claves como Fitipaldo, Bassas o Augusto Lima. Llegaron refuerzos importantes, sobre todo en el puesto de bases, con Cook y Renfroe. Se fichó a Kravic por Lima, a Sakho y a Horton.

Un cambio de nombres que no afectó ni a la mentalidad ni al estilo de juego ambicioso del San Pablo y de su entrenador, Joan Peñarroya.

En octubre el San Pablo afrontaba su segunda gran cita en apenas cuatro meses, la fase final de la Basketball Champions League.

Se jugaba en Atenas y el gran favorito, lógicamente, era el AEK. Sin embargo, el rendimiento del equipo burgalés resultó espectacular y se llevó la final con una autoridad absoluta.

El San Pablo ya tenía su gran título, ya estaba entre los grandes. Pese a la pandemia, fue recibido con todos los honores por una afición entregada.

Pero si algo caracteriza al San Pablo, a sus dirigentes y a su plantilla es su ambición. El crecimiento del primer equipo y del club no para y se centró en la Liga Endesa. Quedaba el siguiente reto, un objetivo que se le escapó la pasada campaña en el último suspiro, su clasificación para la Copa del Rey. Esta vez no hubo sorpresas. El extraordinario rendimiento del equipo lo llevó directo a su clasificación ya que logró acabar la primera vuelta de la competición en quinto lugar, por encima de rivales de la entidad de Valencia o Unicaja.

Tras ganar este sábado la Copa Intercontinental, y sin apenas descanso, el jueves disputará en Madrid su primer encuentro de Copa del Rey ante el Tenerife.