Cuando Silos vendía más que Guns N' Roses

B.A. / Burgos
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Mañana se cumplen 30 años del día en que la discográfica EMI entregó al entonces abad, Clemente Serna, 4 discos de platino y 4 de oro por las ventas millonarias de los cedés con sus cantos. La villa vivió un 'boom' de visitantes ávidos de escucharlos

Foto inédita de la grabación en 1973 del disco ‘Obras maestras del canto gregoriano’, que se reeditó 20 años después. Se hizo de noche, para evitar ruidos externos, en la iglesia.

Una veintena de monjes de la abadía de Santo Domingo de Silos, sumergida en el silencio de la noche en su iglesia, rompe con su rutina diaria. Un día normal estarían inmersos en el rezo personal o descansado, pero son las 10 y por delante les esperan dos o tres horas de grabación. Corre 1973, detrás de una mesa de madera llena de gruesos libros, Ismael Fernández de la Cuesta dirige a los monjes que entonan diferentes obras de canto gregoriano. Las repiten varias veces, hasta que el maestro del coro y los principales cantores las dan por aprobadas. «Las sesiones solían ser pesadas. Una vez grabada la pieza había que ir al centro de control a escucharla. Si no gustaba, teníamos que volver a cantarla, en ocasiones, hasta tres veces», recuerda echando la vista atrás medio siglo el padre Moisés, parte de aquel grupo de 24 religiosos y actual miembro de la comunidad.

Años antes, desde 1964, ya habían realizado otras grabaciones de sus plegarias hechas música, pero la de aquel disco, titulado Obras maestras del Canto Gregoriano, fue la que les llevó en 1993 a alcanzar el tercer puesto mundial de los discos más vendidos según la revista Billboard, desbancando a Pink Floyd, Madonna o Mariah Carey. En noviembre de 1993, los monjes vendieron en España más que Guns N' Roses con su The Spaguetti Incident?, el disco de versiones de la superbanda californiana. Nada que se hubieran podido imaginar 20 años antes, cuando tuvieron casi que convencer a la casa discográfica Hispavox para que registrara sus voces. «El maestro del coro y algunos monjes deseaban extender el conocimiento del gregoriano a la sociedad española, por eso contactamos con ella. De entrada no estaba animada a realizar este tipo de grabación, por creer que no tendría la suficiente difusión», afirma el religioso. Pero finalmente se llegó a un acuerdo: «La casa correría el riesgo de la grabación, pero tanto si tendría una alta repercusión como si no, las ganancias de los monjes quedarían reducidas al mínimo», detalla.

(El reportaje completo y más fotos históricas, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos)