Los 35.000 italianos que vivieron en las Merindades

A.C. / Medina de Pomar
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El Cuerpo de Tropa Voluntario enviado por Mussolini esperó durante 4 meses en la comarca mientras se preparaba la conquista del Frente Norte y Santander

El medinés José Luis García Ruiz, harto de que la investigación histórica de la ciudad y de la comarca se concentrara en la Edad Media y la Moderna, quiso rescatar de la memoria colectiva de Las Merindades la presencia de los 35.000 italianos del Cuerpo de Tropa Voluntario enviados por Mussolini para combatir en la Guerra Civil junto al bando sublevado de Franco en aquella primavera-verano de 1937. Aquella historia que solo recuerdan quienes ya se acercan a los noventa años estaba a punto de diluirse en el olvido cuando decidió investigar y contarlo en el libro La participación italiana en el Frente Norte. La batalla de Santander (abril-agosto de 1937).

Hacia mayo de 1937 recalaron en Las Merindades los 7.000 hombres de la División Littorio. Después llegaron los de la División Femme Niere y la última en formarse fue la XXIII de Marzo, que aún da nombre a una plaza en Cubillos del Rojo (Valdebezana), donde permanece la misma placa que pusieron los italianos. Los primeros lugares adonde se desplegaron estos hombres fueron los municipios de la línea que va desde El Ribero de Montija hasta Berberana, pasando por Quincoces. Esperaban a la entrada en Vizcaya y Álava, pero finalmente apenas participaron en esa batalla, que terminó con la conquista de Bilbao el 19 de junio de 1937.

García Ruiz, que ha bebido de numerosas fuentes bibliográficas y de periódicos de la época como La Vanguardia y ABC, pero también de los italianos Il Solco Fascista y La Stampa, el primero fascista y el segundo independiente, aporta en su trabajo los testimonios de quienes convivieron con aquellos hombres. Dos tercios llegaban de las zonas más pobres de Italia, pero estaban muy bien pagados. Había soldados profesionales, voluntarios y hasta pequeños delincuentes que así purgaban sus penas.

En Villatarás, Lastras de las Eras o Teza de Losa, testigos de aquellos días relatan cómo los italianos les despojaron a ellos, entonces niños, y a sus familias de sus casas para alojarse en ellas. El pajar o, en el mejor de los casos, una parte mala de la casa, si era grande, era lo que les quedaba. Hay quien recuerda incluso cómo su padre fue amenazado de muerte cuando se negó a dejarles la casa, que tuvo que acabar cediendo. En la parte positiva recuerdan cómo aquellos hombres compartieron su comida con los lugareños, entre quienes el hambre acuciaba en algunos casos.

Pasada la conquista de Bilbao, movieron sus tropas hacia las cercanías de Medina de Pomar y Villarcayo, donde pasaron casi dos meses de preparativos. Allí ocuparon, por ejemplo, la casa del médico, Ramón Leivar, ahora de propiedad municipal. El empresario Gabriel Fernández Barros, «memoria viva y gráfica de Medina de Pomar», como lo describe José Luis García, recuerda a los italianos acampados en la chopera que había en la salida hacia Bilbao o cómo compraban en la ferretería de su padre, Evelio.  Relata con detalle cómo los niños pedían balas a los soldados y luego con su pólvora creaban su particular artillería, que dio más de un susto.

Los italianos marcharon por numerosos municipios de Las Merindades hasta trasladarse al Valle de Valdebezana, la Merindad de Valdeporres y el Alfoz de Bricia, donde se situaron en los días previos a su entrada en Cantabria y en los núcleos del noroeste de Burgos que aún eran republicanos, como Arija. Los italianos tuvieron un fracaso estrepitoso en Guadalajara y para triunfar en el norte dedicaron meses a elaborar mapas topográficos y a preparar todos los detalles, incluido un Campo de Aviación, que aún conserva su nombre en las afueras de Villarcayo. Hombres del entorno con cestos tuvieron que trabajar duro para quitarle las piedras y allanar el terreno desde donde despegarían los cazas italianos de acompañamiento a los bombarderos durante los días de batalla. Según García Ruiz, si algo necesitaba Franco de las tropas italianas era su gran artillería y su aviación, un elemento ante el que las trincheras republicanas tuvieron que doblegarse.

Numerosas fotografías, muchas del Archivo Provinciale di Bolzano, de la Colección Guglielmo Sandri, aparecen en el libro y dan fe del paso de los italianos por Las Merindades, donde también dejaron numerosos ejemplos de su iconografía fascista. En su búsqueda y recopilación está ahora el autor, quien aún no ha localizado una roca con la esvástica, el yugo y las flechas y el fasces fechada el 1 de agosto de 1937. El comienzo de la ofensiva hacia el norte comenzó el 12 de agosto. El Estado Mayor se ubicó en el monte de La Maza (San Martín de las Ollas). Desde allí dirigieron la batalla los generales Francisco Franco y Fidel Dávila junto a Ettore Bastico, Mario Berti, Attilio Teruzzi y Emilio Frusci. Santander cayó el 25 de agosto.