Lecciones particulares del maestro arandino

L.N.
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Morenito de Aranda se vuelca con los más pequeños en una exhibición de toreo de salón en pleno centro de la ciudad. Algunos, de apenas 6 años, ya apuntan maneras, según el diestro

Lecciones particulares del maestro arandino - Foto: L.N.

Dicen que nadie es profeta en su tierra. Pero Morenito de Aranda asegura que con él esa expresión no se cumple. Ayer se volcó con los más pequeños en una clase de toreo infantil que se celebró en la Plaza de la Constitución, en pleno centro de la ciudad, y cosechó aplausos y más aplausos.

Como si de una clase particular se tratase, el diestro les guió. Uno por uno. Les explicó cada paso con mimo, cada postura, cada gesto. Y ellos miraban atentos, no pestañeaban con tal de no perder detalle, rendidos al saber hacer de un diestro que vive como algo "muy especial" el hecho de poder dedicar un rato a las nuevas generaciones de la ciudad que le vio crecer personal y profesionalmente.

"Para mí es muy bonito. Enseño a los chavales mi pasión, mi vida. Llevamos haciendo esta actividad unos cinco años. Empezó viniendo poca gente y mira ahora", dice, en referencia a una plaza en la que se congregaron multitud de arandinos para disfrutar de su pupilo.

La oleada de cariño fue total por parte de niños y mayores. El diestro les correspondió como mejor sabe: con una exhibición de toreo de salón que tal vez cobró más miradas por realizarse en unas fiestas patronales en honor a la Virgen de las Viñas sin feria taurina. "Siempre me he sentido muy querido. Desde crío he tenido muchos seguidores y los sigo teniendo. Sentir el cariño de tu gente es lo más bonito del mundo. Siempre estaré en deuda".

Para compensarlo, Martínez, vestido con camisa y pantalón vaquero, cogió el capote. Alternó verónicas con chicuelinas. Después llegó la tanda por naturales. Y para rematar, Morenito de Aranda se lanzó con la que él mismo definió como su "suerte preferida". Eso sí, no hubo espada, sino simplemente su propia mano, que pasó por la espalda del compañero que hizo las veces de toro empuñando unos cuernos. El veredicto de los niños fue rotundo y cuando les preguntaron si Martínez se merecía las orejas gritaron "siiii".

Después de la demostración del maestro, llegó el turno de los más pequeños. Comenzó Guillermo, de 12 años, inscrito en la escuela taurina de Palencia. "Apunta maneras", aseguró Morenito de Aranda. Le siguió Adrián, de 9, que acudió vestido de torero. "A ver si te acuerdas del año pasado. Coge el capote", le pidió. El niño lo bordó y Morenito no pudo quedar más satisfecho. Luego le sugirió rematar con media verónica, para lo cual "las manos se abrochan en la cintura". Dicho y hecho. Ya sólo quedaba saludar al personal. Más tarde, Minerva, de 6 años, y Manuel, de 9, hicieron lo propio bajo la atenta mirada del torero, que les animó en cada lance. Todos se despidieron con una gran ovación.