A la búsqueda del tesoro

L.N. / Burgos
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Bodegas Nabal pone en marcha un proyecto de enoturismo enfocado en los niños, quienes a través de pistas escondidas, descubren el legado y la cultura en torno al vino en la comarca

El nuevo proyecto enoturístico que han estrenado en la bodega obliga a niños y mayores a trabajar en equipo. - Foto: DB

La cultura del vino también es cosa de niños.Así lo creen firmemente en Bodegas Nabal, donde acaban de estrenar un proyecto de enoturismo enfocado en los más pequeños de la casa con el objetivo de que se empapen de sus raíces, de todo lo que hacían sus bisabuelos y abuelos y, en definitiva, de que descubran de una manera divertida el legado vitivinícola de la Ribera del Duero. Todo ello a través de juegos. Más concretamente, los participantes emprenden la búsqueda de un tesoro, que, como no podía ser de otra manera, gira en torno a las afamadas uvas de esta denominación de origen. Así, tienen que ir descubriendo una serie de pistas escondidas en distintos rincones de la finca de esta bodega, ubicada en la localidad de Gumiel de Izán, e ir uniendo unas con otras hasta recalar en el juego final.  

Según explica la responsable de enoturismo de Bodegas Nabal, Mariluz Briongos, la aventura sigue exactamente la misma evolución que el proceso de elaboración del vino. Comienza en el campo, a pie de viña, y continúa en la bodega, donde los niños incluso entran en el interior de un depósito, «algo que les gusta mucho». También pasan por la sala de barricas. En cada uno de estos lugares tienen que superar una prueba, algo que han de lograr en colaboración con sus padres. «El sistema les obliga a trabajar en equipo. Es una experiencia familiar diferente», detalla Briongos. El broche llega con una merienda con mosto para los niños y una cata de varios vinos para los adultos. Se trata de un proyecto que ha surgido después de que el equipo de la bodega detectara que este nicho de mercado estaba «vacío». Tras varias reuniones, han dado forma a la iniciativa. Según apunta Briongos, en las visitas a la bodega que hacen habitualmente, acuden familias con niños, que por lo general «prestan mucha atención». De ahí su idea de diseñar algo específico para el público infantil. Por ahora este proyecto se lleva a cabo un sábado al mes y, además, sirve para que las familias aprovechen las vacaciones de verano de otra forma y descubran «que en el interior también se pueden hacer planes».