Al castillo de Sotopalacios le salen novias

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
-

El conocido como 'Castillo del Cid', que lleva años a la venta en un portal de internet, tiene varios posibles compradores, aunque de momento sigue estando en el mercado por 2,4 millones de euros

El castillo de Sotopalacios es imponente. Son 3.000 metros cuadrados construidos y sus dos principales torres miden veinte metros de altura. - Foto: Jesús J. Matías

Lleva mucho tiempo a la venta, pero es normal que los posibles compradores le den vueltas y más vueltas antes de decidirse a adquirirlo: hay que tener mucho dinero para hacerse con un castillo del siglo XIV de 3.000 metros cuadrados. Hay que tener, exactamente, 2,4 millones de euros. Este es el precio por el que se vende el castillo de Sotopalacios, conocido como Castillo del Cid. Según ha sabido este periódico, a esta fabulosa construcción, cuya última reforma data de 2015, le han salido varias novias. Gente interesada, aunque de momento sigue sin consumarse la venta. Según explican desde el portal en el que se anuncia (idealista.com) «un edificio así es muy especial. Cualquier comprador debe tener muy claro la finalidad para la que se adquiere, porque el coste es alto. Pero este sitio siempre despierta interés». Todos los interesados son previamente entrevistados antes de poder visitar el histórico lugar, protocolo que se sigue siempre para cerciorarse de que el interés es real y no un brindis al sol.

Las adquisiciones de edificios de estas características suelen llegar de la mano de potentes empresas hoteleras, que los adecuan para su explotación turística, si bien en el caso de las interesadas en el castillo palacio de Sotopalacios no ha trascendido si se trata de alguna cadena o de particulares. «Atractiva silueta de grandioso castillo señorial de forma irregular que destaca arrogante sus torres almenadas y lienzos de airosas fachadas sobre una extensa planicie que se extiende a sus pies. Aún puede verse algún resto de su cegado foso, como asimismo un puentecillo que ha venido a sustituir al levadizo que existiría anteriormente. Digno también de ser citado es el rollo o picota, en serial de la jurisdicción que ejercía el Duque de Medinaceli, que, a su vez, era propietario del palacio y señor del lugar.

A falta de documentos históricos que nos revelen el origen de este castillo palacio, tal vez pueda fecharse su edificación en el siglo XIV, con diversas restauraciones en siglos sucesivos». Así describe el historia Gonzalo Miguel Ojeda esta fabulosa edificación medieval.

La empresa en la que se anuncia su venta recoge más información y explica las características del inmueble: «Algunos estudiosos han ubicado tradicionalmente la casa solariega de la familia del Cid donde hoy se encuentra este castillo, por lo que podríamos estar hablando de una construcción de gran relevancia histórica. De hecho, en las cercanías transita el actual Camino del Cid, que atrae a peregrinos y turistas. Su planta es cuadrada y la edificación define un patio interior en dos esquinas consecutivas con orientación sur y oeste, respectivamente. Hay dos torres de planta cuadrada de más de 20 metros de altura, rematadas con matacanes corridos y almenado, así como el adarve sur oeste que las une. Un cuerpo principal de tres plantas, que une las torres, organiza el patio y el acceso principal desde el mismo. Otro cuerpo de caballerizas se alinea a la traza que cierra el patio y define la entrada entre muros. En la esquina este del cuadrado se encuentra una torre albarranada de planta rectangular que arranca con un gran arco de medio punto».

Emplazado en una parcela de 15.193 metros cuadrados, cuenta con un jardín interior de casi mil metros cuadrados y el edificio,d e tres plantas, cuenta con 19 habitaciones, 9 baños, terrazas, balcones, chimenea, instalaciones de electricidad, agua caliente, calefacción radiante en el cuerpo principal, depósito de gasóleo, caldera para gasóleo, depósitos para agua caliente, telefonía y seguridad. Dispone asimismo de ascensor eléctrico.

Su pasado reciente. Erigido como los Manrique, nobles de Castilla, pasó por las manos de otros linajes nobiliarios como los Padilla, los Lerma, los Medinaceli, los Feria y los Villegas. Fueron estos últimos los que lo vendieron a mediados del siglo XX. Fue adquirido por César San José Seigland, que lo utilizó como residencia familiar y lo sometió durante años a una importante rehabilitación. Además, a finales de los años 80 acogió un taller artesano de alto lizo, esto es, de producción de alfombras anudadas a mano con técnica turca -nudo Giroges- o española y tapices mixtos. Concebido como un centro de enseñanza y conservación de la artesanía textil tradicional, y en él trabajaron exclusivamente minusválidos sensoriales bajo la dirección de Benito Palacios, el último maestro licero que impartió su magisterio en Castilla y León.

Acogió, asimismo, un museo textil (canevás de diferentes estilos, ruecas, cardadores, canillas, lanzaderas, compases) y de piezas medievales (una fragua, carros, armas, sillas de montar. Entre finales de los años 90 y comienzos de los 2000, la familia propietaria impulsó la creación de la Fundación 'Castillo del Cid', donde se continuó con el taller de alfombras y tapices elaborados por personas con alguna minusvalía».