El rector de la Universidad de Burgos no se rinde y continuará en la pelea para intentar implantar la titulación de Medicina. A sabiendas de que se trata ya de una decisión política al más alto nivel en la Junta -«es el presidente el que la tiene que tomar», afirma Manuel Pérez Mateos- en los próximos días emplazará a la Consejería de Educación a impulsar mesas técnicas para salvar la principal diferencia entre la institución académica y el Ejecutivo regional: el coste de poner en marcha el nuevo grado. El Gobierno autonómico lo cifraba en 25 millones de euros, cuando la UBU lo había calculado en siete millones de euros. 

Para Pérez Mateos los números que hizo Educación sobre el presupuesto inicial para implantar los estudios en Burgos son «desorbitados, muy alejados de los que planteó la UBU». De ahí que en las próximas semanas pretenda llegar a un acuerdo con la Consejería que dirige Rocío Lucas en torno al coste de los estudios, punto de partida para volver exigir de manera formal a la Junta que dé el visto bueno a Medicina. El rector asume que  el asunto ni va a ser tratado en la próxima reunión de la Comisión Académica del Consejo de Universidades -prevista para la primavera del año que viene- ni tiene por qué volver a formar parte de su orden del día. «No se trata ya de una cuestión académica sino meramente política», advierte, para recordar después que solo fue la Universidad de Salamanca la que se opuso a la implantación de Medicina en Burgos en la anterior reunión del ente que reúne a los rectores de las cuatro universidades públicas de Castilla y León.

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