Cuando 'Butano' pasó en Burgos más miedo que en toda su vida

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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El periodista José María García, que ha vuelto a la 'rabiosa' actualidad por una docuserie sobre su vida, siempre ha recordado que su peor momento lo vivió en El Plantío

García ya era conocido en el planeta fútbol y contaba con la admiración y también, claro, el odio de muchos hinchas. En el partido en el que resultó agredido, muchos aficionados se dirigieron a él, como muestra la foto de Fede. - Foto: FEDE

Ya era archifamoso: llevaba varios años incendiando las madrugadas con su verbo visceral y astracanado, aunque no fuera esa la razón por la que se le conocía con el apodo de 'Butano': el mote había sido cosa de Griffa, mítico defensa del Atlético de Madrid, que se lo endilgó con el ingenio habitual del que hacen gala los argentinos después de que el periodista se personara en un entrenamiento colchonero ataviado con un llamativo anorak naranja. Butano para los restos. Ya se había visto envuelto en un sinfín de polémicas y vivido ambientes hostiles -apenas medio año antes, en el infierno del 'Pequeño Maracaná' de Belgrado, la botella que alcanzó en la cabeza al gran Juanito pudo haberle impactado a él, convertido en la sombra del delantero en el momento en el que se produjo la agresión; también había visto la muerte de cerca en los Juegos Olímpicos de México 68, en el fuego cruzado de una balacera- cuando recaló en El Plantío. Era el 30 de abril de 1978. No era un partido cualquiera el que iba a librarse a orillas del Arlanzón: Burgos CF y Racing de Santander, con el agua al cuello, se jugaban su continuidad en Primera División una temporada más.Casi nada.Y era la penúltima jornada.

Aún no era 'Supergarcía', como se llamaron sus programas de la medianoche durante treinta años y como se llama la serie documental que acaba de estrenarse en televisión (Movistar) y que ha devuelto a la actualidad -a la 'rabiosa' actualidad- al mítico y revolucionario locutor deportivo, que al borde de convertirse octogenario sigue atesorando el mismo ímpetu de siempre y despertando la misma fascinación que cuando se hallaba en activo.Aún no era 'Supergarcía' pero no había hincha de fútbol que no supiera quién era aquel periodista bajito y deslenguado que invitaba cada madrugada al insomnio de los más futboleros, que se metía en las camas de los matrimonios como un amante sibilino y que hacía mucho más llevaderas las jornadas laborales de los currelas de los turnos de noche. Como le gustaba estar donde hay que estar -al filo acerado de la noticia, a pie de campo- el reportero compareció sobre el césped leal armado con sus utensilios de trabajo: micrófono y cascos. Y con su proverbial locuacidad, santo y seña de la casa.

(El reportaje completo con las fotografías de Fede, en la edición impresa o aquí)