Quintanar arropa al nuevo obispo de San Sebastián

F. TRESPADERNE / Quintanar
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Su madre es de la localidad serrana, de la familia de los 'Miñarros', y aquí pasa todos los veranos desde que era niño. Sus primos y amigos viajan este sábado hasta Donosti para asistir a su toma de posesión

De izquierda a derecha, Merce, Resu, Yoli y Paco. Este último muestra el sermón manuscrito de Fernando Prado cuando se ordenó sacerdote. - Foto: f2estudio

Desde que se conoció el nombramiento de Fernando Prado Ayuso, natural de Bilbao y con sus raíces maternas en Quintanar de la Sierra, como obispo de San Sebastián su familia serrana se ha volcado en los preparativos de su 'desembarco' en Donosti para asistir este sábado a su toma de posesión, un acontecimiento que no quieren perderse porque mantienen una estrecha relación con él. «Viene todos los veranos a Quintanar desde que era un niño, aunque solo sea unos días, porque su madre, Gloria Ayuso Ucero, pasa los veranos aquí. Le gusta mucho pasear por el monte, hablar con la gente y también ayuda en ocasiones al párroco», aseguran Yoli, Resu, Merce y Paco, que muestran como un tesoro decenas de fotos en las que aparece el nuevo obispo, desde que era un niño y hasta el pasado verano, su última visita a la Sierra. 

A estos cuatro primos segundos, de la rama Ucero, a los que se les conoce también por los 'Miñarros', «que es lo que contestaba Fernando cuando le preguntaban que de qué familia era», no les ha para nada sorprendido su nombramiento. «Está muy preparado, habla cuatro idiomas, viene de una familia religiosa, es muy natural y tranquilo, nunca levanta la voz, se para a hablar con cualquiera y siempre está dispuesto a ayudar, y ahora nos hemos enterado que es voluntario de Mensajeros de la Paz, del padre Ángel», declaran estos parientes que no dudan al afirmar que desde que se conoció su nombramiento, «le hemos notado más contento».

Como mínimo, Fernando pasa unos veinte días durante el mes de agosto en Quintanar, va y viene, afirman, a la vez que recuerdan que en ocasiones viene con otros sacerdotes a los que enseña todos los rincones de Quintanar y los tesoros de la Sierra de la Demanda, y algo de la provincia, «porque él está muy a gusto aquí y nos ha dicho que aunque sea obispo continuará pasando parte de sus vacaciones en este pueblo», aseveran.

Lo que más le gusta al nuevo obispo donostiarra es «andar, andar y andar... por ahí, por el monte, y estar con la gente, interesarse por nuestras vidas. Lo que nunca hace es hablar de religión y excepto los que van a misa el resto no saben que es sacerdote porque aquí siempre viste de paisano», afirma Paco.

Aquí, en la iglesia parroquial de Quintanar, hace 22 años, celebró, tras ordenarse en mayo de 2000 sacerdote en San Sebastián, su primera misa y lo hizo en verano, rodeado de su familia y amigos. De ese día, Paco guarda un gran tesoro: su sermón manuscrito. «En él habla muy claro y de muchos recuerdos... de los veranos de su niñez en Quintanar, donde se considera un 'Miñarro', lo que le llena de orgullo manifestaba en ese primer sermón en el pueblo», apunta con voz entrecortada y temblorosa, llena de emoción Paco, que este sábado estará en San Sebastián junto a Yoli, Merce, Resu y más familiares de la localidad.

Todos se deshacen en elogios hacia Fernando, el mediano de tres hermanos, «el mayor ahora está de cocinero en Alicante y el pequeño es abogado en Bilbao», puntualiza, mientras vuelve a doblar con mimo los dos folios de ese sermón «lleno de amor por su familia, la de los 'Miñarros' y la de los Ayuso, y también por Quintanar».

A pesar de que ninguno de los siete hermanos de su madre vive en Quintanar, todos emigraron en los años 60, la mayoría a Bilbao y a Barcelona, los hijos y nietos de esos inmigrantes, unos 50, regresan unos días en verano para participan en una comida familiar, que se ha convertido en una tradición y a ella asiste Fernando, al que esperan ver de nuevo por las calle de la villa serrana.

Pero lo primero es estar este sábado en San Sebastián, donde aterrizará una veintena de 'Miñarros' de Quintanar, a los que se unirán otros que residen en el País Vasco, para arropar a uno de los suyos en un día muy especial y que recordaran durante toda su vida, como siguen recordando esos veranos de juventud. Desde la Sierra «rezamos por él a la Virgen de la Guía y al patrón, San Cristóbal, para que le guíe por el camino correcto», manifiestan.