Tres Matas vence en los primeros Envero elegidos por cata popular

N.L.V. / Aranda
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Palmarés. Junto al Alta Expresión estuvieron Rosa (rosado), Joven de Silos (joven), López Cristóbal (roble), Abadía de San Quirce (crianza) y Raíz (reserva)

El recinto ferial permanente de la capital ribereña se convirtió en una enorme sala de catas en la que los participantes pudieron valorar los 207 vinos a concurso. - Foto: DB

La bodega vallisoletana Vega de Yuso, enclavada en Quintanilla de Onésimo, fue la gran vencedora de la décimo séptima edición de los Premios Envero para vinos de la Ribera del Duero, que organiza el Ayuntamiento de Aranda de Duero, al lograr con Tres Matas-Vendimia Seleccionada el triunfo en la máxima categoría de las seis que se convocan, aquella que se dedica a los caldos de Alta Expresión o de autor. Un triunfo especialmente significativo en la convocatoria de 2014 ya que, tras un año sin celebrarse, los galardones enológicos promovidos por el Ayuntamiento de Aranda han vuelto a celebrarse pero ‘popularizando’ la fórmula para designar a los ganadores.

Se da la circunstancia de que, salvo el premio en la categoría reina, el palmarés lo coparon bodegas adscritas a la Denominación de Origen Ribera del Duero enclavadas en la provincia de Burgos. Raíz de Guzmán 2009, de Bodegas y Quesos Páramo de Guzmán, de Roa de Duero, fue la vencedora entre los reservas. Abadía de San Quirce 2010, de Bodegas Imperiales, de Gumiel de Izán, destacó entre los Crianzas. Entre los Joven Roble, el máximo reconocimiento fue para López Cristóbal 2013, de la bodega raudense homónima, mientras que entre los jóvenes sin estancia en barrica el primer puesto fue para Joven de Silos 2013, de Bodegas Cillar de Silos, de Quintana del Pidio. El cuadro de honor de estos premios lo cerró Rosa de Arrocal, el rosado que elabora Bodegas Arrocal en Gumiel de Mercado.

Al margen de los ganadores, la expectación la despertaba en esta edición el hecho de que se prescindiera de un comité de cata profesional, integrado por acreditados sumilleres y enólogos, para designar a los mejores vinos de esta convocatoria, y se optara por realizar un multitudinario proceso de selección en el que se esperaba la participación de un millar de personas. Una apuesta promovida bajo el eslogan 1.000 siempre aciertan.

Aunque el pasado martes hubo que cerrar el proceso de inscripciones tras haberse superado los mil catadores que se aspiraba a reunir, a la hora de la verdad falló alrededor del treinta por ciento, reduciendo a unos 700 el número de componentes del jurado. Pese a ello, el ambiente que se vivió desde primera hora de la mañana de ayer en el recinto ferial permanente de la capital ribereña, habilitado como enorme sala de catas, fue magnífico. Los voluntarios fueron ocupando los lugares que se les habían asignado de forma aleatoria, para impedir que pudieran despertarse suspicacias.

IDENTIFICACIÓN OCULTA

De forma ordenada, ayudados por el centenar largo de voluntarios que se encargó de ir llevando las muestras perfectamente numeradas y ocultando cualquier elemento identificativo dentro de una bolsa opaca, los participantes en la cata valoraron los caldos que les correspondían entre uno y diez y después de haber cumplido con los pasos que cualquier análisis organoléptico requiere, las fases olfativa, visual y gustativa. En su labor, además, estuvieron ayudados por aquellos ‘expertos’ en la materia que fueron estratégicamente repartidos para que los más profanos tuvieran un respaldo profesional.

Durante más de dos horas, se cataron las más de 200 muestras de los vinos de Ribera del Duero presentadas por casi 80 bodegas presentadas a esta convocatoria. Cubierto este trámite, se recogieron las distintas hojas de calificación y la notaria supervisó el recuento de puntos que dio como resultado los vencedores en las distintas categorías.

El promotor de la iniciativa, Javier Rojas, no podía ocultar su satisfacción tras los buenos resultados obtenidos. «Estoy satisfecho.  Habrá cosas que mejorar, pero ha sido una buena experiencia que no puede valorarse más que de forma positiva», aseguró.

Entre las novedades que se plantea para el próximo año, que espera volver a celebrar siguiendo esta fórmula que, confía, de esta manera se asiente para el futuro, baraja la posibilidad de poner una cuota simbólica con fines solidarios para, de alguna manera, evitar que tanta gente se apunte para participar en la actividad y, al final, no se presente a la misma.