Escaladora de la vida

ARACELI SEGARRA
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La alpinista Araceli Segarra, la primera española en conquistar el Everest, publica 'Ni tan alto ni tan difícil', donde da una serie de recetas para afrontar el día a día • Para la leridana, la actitud es la clave de todo

Escaladora de la vida

Siempre he pensado que viajar es una de las mejores escuelas de la vida, una herramienta instructiva y clarificadora que debería ser considerada asignatura obligatoria para la docencia. Sería una manera de educar para el futuro.

Para mí los deportes en la naturaleza han sido una vía reveladora que me llevado a encontrar sentido a la existencia. Pero no es necesario mirar al abismo literalmente para encontrarlo, porque en la propia vivencia está la riqueza.

Las montañas me han enseñado que son una metáfora de la vida,  cada proyecto me ha mostrado una cara del comportamiento humano, empezando por el mío propio. Cada expedición al Himalaya me ha regalado una nueva enseñanza y cada escalada ha significado una lección que sumar al lento aprendizaje que acumulamos con los años. Pero si de todas estas lecciones y enseñanzas tuviera que escoger una, no tendría ninguna duda, ninguna vacilación, escogería con los ojos cerrados y a pies juntillas “la actitud”.

Firmemente creo que la actitud que tomamos ante las circunstancias es lo que cambia y determina el resultado final de los acontecimientos.  Muchas circunstancias no las elegimos, ni tenemos control sobre ellas: un día de lluvia, un día de tráfico, un día en la oficina con un jefe cabreado, un periodo de crisis. Lo que sí podemos cambiar es la manera de responder ante ellas, porque podemos escoger nuestra actitud, es nuestra elección y en consecuencia podemos elegir el resultado. Como decía Víctor Frank en El hombre en busca de sentido: “el hombre tiene la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias”.

Y es esa actitud la que marcará la diferencia. Un emprendedor, por ejemplo, puede optar por considerar un obstáculo como un problema o bien como una oportunidad para innovar, para aprender, para mejorar. Esa elección marcará la diferencia del equipo, sea de trabajo o deportivo, que trabajará con más o menos eficiencia.  De sus elecciones dependerá el grado de generosidad, empatía y comunicación, entre otras cosas.

Un líder muestra sus valores y sus principios a través de su actitud, sin la manifestación de los cuales no podrá ganar el respeto y la confianza del equipo que pretende liderar.

La actitud marcará la diferencia ante las incertidumbres, convirtiéndolas en un concepto del que podemos disfrutar en lugar de una idea a la que temer. También cambiará la manera en la que nos enfrentamos a la toma de decisiones, o cómo afrontamos un fracaso o lidiamos una conversación complicada sin que se convierta en una discusión.

La actitud nos empujara a no creer en los límites, a no depender de los demás, a no necesitar que nos digan cuándo y cómo tenemos que hacer algo; nos hará más fuertes, más nobles, y nos llevará a esforzarnos más y en consecuencia a sentirnos más satisfechos, independientemente de haber llegado o no a la meta.

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Siempre he pensado que todos somos alpinistas, escaladores de la vida, aventureros de la existencia. Todos –o casi todos- buscamos de una forma u otra, con nuestras herramientas, en nuestro entorno, con nuestras habilidades o con lo que nos toca vivir, una manera de ser felices, una manera de escalar nuestras cumbres, porque siempre habrá una montaña en nuestro horizonte, un proyecto, un obstáculo que superar, montañas que afrontadas de la manera correcta y con la mejor actitud, no han de ser, “ni tan altas, ni tan difíciles”, como expongo en mi libro.