Un modelo interno para este siglo

J.M. / Burgos
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La reorganización de los recursos humanos es aún una tarea pendiente, como lo es la transformación de los servicios de Deportes y Movilidad

Las últimas corporaciones han querido ‘remunicipalizar’ Deportes y Movilidad pero no han sido capaces de conseguirlo. - Foto: Jesús J. Matías

La política de Personal del Ayuntamiento será, muy probablemente, uno de los grandes desafíos a los que se enfrentará el próximo equipo de Gobierno. Y aunque todos o casi todos los partidos (esto siempre ocurre antes de una legislatura) aseguran tener la receta mágica, mandato tras mandato el problema sigue ahí y con unas raíces cada vez más robustas. Dicen quienes conocen las tripas de la Casa Consistorial que el problema de fondo está en una estructura organizativa que fue válida hace cuarenta años, pero que ahora está obsoleta. Y otra cosa, no suelen creerse las soluciones milagrosas.

Es difícil encontrar un área o servicio en el Ayuntamiento en el que la falta de efectivos no sea motivo de conflicto. Ya sea porque son pocos o porque no existe la flexibilidad ni la agilidad que se necesita para mover a los peones. Tensiones que llegan hasta el punto de que en ocasiones están detrás de los roces internos dentro de un equipo de Gobierno. Todos piden (ya sea para sacar adelante proyectos nuevos o simplemente para hacer frente al día a día) y Personal trata de apagar los fuegos más urgentes. El problema, que cuando estos se sofocan aparecen nuevos focos. Una espiral sin fin.

En materia de inversiones, las consecuencias se traducen en que por muchos recursos económicos que tenga el Ayuntamiento (como en los últimos años) su capacidad para gestionarlos parece limitada, ya que apenas se consiguen mejorar los datos de ejecución.

Las últimas corporaciones han querido ‘remunicipalizar’ Deportes y Movilidad pero no han sido capaces de conseguirlo. Las últimas corporaciones han querido ‘remunicipalizar’ Deportes y Movilidad pero no han sido capaces de conseguirlo. - Foto: Jesús J. Matías

La situación torna crítica cuando afecta al trabajo del día a día y la tramitación de los expedientes se eterniza. Eso está pasando y lleva tiempo pasando. Uno de los ejemplos más preocupantes es el del Servicio de Licencias. Ya no sólo el Colegio de Arquitectos tuvo que enviar una carta el año pasado alertando de las consecuencias para la ciudad de los retrasos en las autorizaciones de obra, sino que en un informe al máximo nivel técnico se advirtió el mismo problema y se habló del riesgo, sin ir más lejos, de que caduquen expedientes sancionadores o no se pueda realizar la labor inspectora. Sencilla y tristemente, que no se pueda requerir al propietario de un inmueble que representa un peligro para los viandantes que lo arregle.

Pero no es la de Licencias la única papeleta que tendrá que resolver el futuro equipo de Gobierno. Se han conocido informes parecidos de Intervención y de Gestión Tributaria, los dos últimos máximos responsables en Contratación han salido pies en polvorosa (el primero incluso fuera del Ayuntamiento) y de problemas hablan también en Patrimonio, en Cultura, en Medio Ambiente... Eso, por no contar la marcha de la gerente de Movilidad, de la única técnico de Protección Civil, del director técnico de la Sociedad de Promoción, de la salida del asesor jurídico municipal o del tiempo que el Ayuntamiento ha estado sin algo tan básico como un veterinario.

Otra promesa recurrente con el paso del tiempo, realizada tanto por el PP como por el PSOE, pero sin llegar nunca a buen puerto, es la de acabar con esa especie de organismos autónomos que son tanto el Servicio Municipalizado de Deportes como el Servicio Municipalizado de Movilidad y Transporte (Smyt). Lo que se quiere, de alguna manera, es replicar lo que se hizo con la transformación en Gerencia del ya extinto Instituto Municipal de Cultura (IMC) o con Fomento.

Todas estas cuestiones habrá que resolverlas con una gestión fina y profesional, ya que lo fácil es tirar de la chequera. 

En la Sociedad Aguas de Burgos se ha dado un gran impulso en los últimos años a la contratación de efectivos ante necesidades acuciantes, se ha firmado un nuevo convenio y se trabaja en un proceso de promoción interna. Lo que no se sabe todavía es el precio que se va a pagar por todo ello.

¿Conseguirá la administración electrónica, tan esperada, solucionar alguno de estos problemas?