Dos mujeres juegan al golf, mientras una docena de hombres tratan de aferrarse a la valla que separa una tierra más bien áspera de la fresca hierba del campo privado. Unas y otros están en Melilla, en el 2014 y a pocos metros, pero lo cierto es que viven en dos mundos diferentes. Y así se evidencia en la concisa fotografía por la que José Palazón ganó la edición de aquel año del Premio Internacional Luis Valtueña; un certamen creado por Médicos del Mundo en 1997 como homenaje a cuatro voluntarios asesinados en misión humanitaria: uno era fotógrafo y de ahí que se diera su nombre al concurso dedicado a la imagen documental. Una selección de trabajos reconocidos en estos 25 años se exponen en el primer tramo del paseo de la Isla, para destacar lo que, tantas veces, no se puede o no se quiere ver.
La exhibición ha recorrido varias capitales castellanoleonesas de la mano de la Junta, con el título genérico de '25 años de fotografía humanitaria'. Entre otras cosas, porque enseña realidades que, por muy lejanas que puedan parecer, atañen a toda la sociedad. Se divide en cinco bloques ('Migración y refugio', 'Medio ambiente', 'Guerra y violencia', 'Salud' y 'Mujeres') y se compone de 95 instantáneas de 50 fotógrafos, tanto españoles como de otros países, reproducidas en paneles plásticos.
El límite entre unos temas y otros muchas veces es difuso: no se puede hablar de migración sin mencionar a la guerra, por ejemplo. Y así lo evidencia el trabajo de Olmo Calvo en la frontera entre Serbia y Hungría en 2015 o el de Juan Medina con la organización Open Arms en el Mediterráneo en 2018. Estas fotos podrían haberse incluido en el bloque de conflictos, pero aparecen en el de migraciones, donde también hay oportunidad de empatizar con quienes tratan de aprovechar la noche para cruzar de México a Estados Unidos, entre otras muchas.
El bloque de la guerra, así, se reserva a la faceta destructora. Tanto de vidas como de poblaciones. La de Kosovo, la del Líbano, la de Irak, la de Siria, la de Sierra Leona... Cristina García Rodero, Santi Donaire, Niclas Hammarström, Yannis Kontos o Miguel Mejía son algunos de los fotorreporteros que dejan constancia de las consecuencias a corto y largo plazo.
Pero las migraciones, hoy, también son difícilmente desvinculables de la climatología. Médicos del Mundo invita a reflexionar sobre ello con una serie de imágenes de Alessandro Grassani sobre las consecuencias del frío extremo en poblaciones rurales de Mongolia o con otra en la que Stefano de Luigi retrata a una jirafa muerta por deshidratación a causa de la sequía en Kenia. Y a ello suman instantáneas sobre fenómenos cada vez menos infrecuentes, como terremotos o tsunamis.
Los últimos bloques se dedican a la salud y a las mujeres; dos materias conectadas y a la vez independientes. Así, el relato gráfico de Santi Palacios sobre las consecuencias de la pandemia en las residencias de ancianos convive con la mutilación genital femenina, la gestación subrogada o el derecho al voto.