Punto y final a la tienda más longeva de la calle San Juan

G. ARCE / Burgos
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Francisco Gómez inauguró Calzados Paco el 2 de diciembre de 1972, en una ciudad de Burgos en pleno auge económico por el Polo de Desarrollo. Sus hijas Rosa y Carmen, una jubilada y la otra casi, ponen punto y final a este negocio familiar

Rosa y Carmen, hijas de Francisco Gómez, una jubilada y la otra casi, ponen punto y final a Calzados Paco. - Foto: Luis López Araico

Francisco Gómez inauguró Calzados Paco el 2 de diciembre de 1972, en una ciudad en pleno auge económico por el Polo de Desarrollo. Había trabajado en Calzados Pérez y quiso poner en marcha su propia tienda en un pequeño local situado frente al antiguo edificio de los juzgados, en la calle San Juan. Sus hijas Rosa y Carmen, una jubilada y la otra casi, ponen punto y final a este negocio familiar. No hay relevo generacional posible, los hijos han tomado otro camino y el comercio, reconocen por experiencia, «está muy difícil». «Los primeros años nos fue de maravilla, vendíamos calzado para hombre y mujer y nos conocía todo Burgos. La fidelidad de nuestros clientes y de sus familias es la que nos ha permitido seguir abiertos. Esto ha cambiado mucho. Las grandes marcas, internet y Amazon nos ganan a precios y solo puedes competir con ellos haciendo que tus clientes se sientan especiales. Hemos perdido a la gente joven, que compra online. La atención es lo más importante y también la especialización».

Sufrieron mucho en la crisis de la construcción y también durante la pandemia. Una y otra les ha obligado a formarse, a moverse y a cambiar. «Nos ha afectado la venta por internet, pero el calzado, sobre todo el de mujer, necesita probarse y sentirse en tienda», explican. También han dado sus pinitos en el negocio digital, «que representa unas pocas ventas, pero necesarias».

El proceso de liquidación que inicia el cierre fue anunciado esta semana por redes sociales «y hemos tenido la tienda llena». «Internet nos permite un contacto muy cercano con nuestros clientes».

«Hemos peleado muchísimo y durante muchísimas horas, en el mostrador, en el escaparate. Antes te daba para vivir bien, pero ahora sacas algo con suerte. Hay muchas cadenas y marcas compitiendo. Nosotras hemos competido ofreciendo otras cosas que ellas no venden. El gran comercio hace mucho daño con sus políticas de descuentos permanentes, con sus horarios liberalizados... O entras en su juego o cierras». El pequeño comercio, sentencian, tiene futuro en la medida en que «sea creativo y haga valer lo que le realmente le da valor». Rosa y Carmen sobrevivieron siendo únicas. «Nunca nos hemos desanimado».