800 euros de multa por pintar grafitis en Briviesca

S.F.L.
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Los vecinos, indignados, comprueban que las firmas en calles y edificios crecen, aunque el contrato de limpieza incluye la retirada de las del casco histórico

A los autores cualquier fondo les sirve para plasmar unas firmas que provocan un aspecto descuidado de la ciudad. - Foto: S.F.L.

El conjunto histórico de Briviesca, declarado Bien de Interés Cultural, conserva espacios de gran interés a lo largo de su singular trama urbana que, desgraciadamente para muchos, se ha convertido en el lienzo elegido para un número de grafiteros que plasman sus firmas de tamaños y colores diferentes donde les viene en gana. Pocas fachadas, portales, lonjas, persianas o bancos se libran a pesar de que la ordenanza de protección a la convivencia ciudadana municipal califica las pintadas, escritos, inscripciones y grafismos en bienes públicas y privados como infracciones graves, cuya sanción implica una multa que irá de los 201 euros hasta los 800. 

El «mal gusto» de algunos que se «dejan llamar artistas callejeros» ha generado que la puerta de la lonja de María del Carmen «se asemeje más a la de una nave abandonada de extrarradio que a la de una cochera situada en el centro de la ciudad», sostiene. Una gran firma en tonos azules rodeada de otras más pequeñas pero «igual de feas» recuerdan a la vecina que aunque «invierta tiempo y dinero en quitarlas, volverán», asegura. Como las que «brotan como champiñones» en el portal de la vivienda de Antonio, en plena calle Mayor, en el que «borran dos y al día siguiente hay cuatro más».   

Nada se encuentra 'a salvo' del espray o de los taker (rotuladores gordos), ni siquiera el templete de la Plaza Mayor, los muros de la Casa Salamanca, el edificio que albergará los servicios sociales, la tapia del cementerio o la piedra de la iglesia de San Martín. El caso es dejar huella a toda costa. El que llega a la plaza Santa María desde el paseo de La Taconera se encuentra con una colorida bienvenida en un inmueble antes de visualizar la colegiata. «De todo menos atractivo», comenta un hombre que disfruta de un café al sol en el bar de enfrente. En ese mismo espacio, un turista intenta descifrar un plano de la ciudad sin éxito. Lo tiene complicado. Tres firmas y otros tantos chorretones de pintura impiden leer un texto sobre la historia del emblemático atractivo turístico. 

Ante este incremento de actos vandálicos, «aprovechando que el servicio nocturno de la Policía Local apenas se ha podido realizar durante el último año por falta de efectivos», argumenta el jefe, Alejandro Angulo, «poco podemos hacer ya que si no pillamos al autor con las manos en la masa no se denuncia el acto», aclara. Asimismo, «la situación se complica todavía más si tenemos en cuenta que un porcentaje bastante alto de 'artistas' son menores de edad, y otro tanto corresponde con grafiteros de fuera que se trasladan a Briviesca solo para pintar. Su metodología dificulta también cualquier intento policial por eliminar sus actuaciones porque se mueven en grupo y de forma muy organizada, casi siempre de noche», añade. 

Desde el Ayuntamiento pretenden implicar a toda la ciudadanía en la erradicación de las inscripciones que afean las fachadas de numerosos edificios, y precisa de su colaboración, ya que la mayoría se encuentran en propiedades privadas y sus dueños deben autorizar cualquier tipo de actuación. El equipo de gobierno dio un paso más en la lucha y el actual contrato de limpieza municipal recoge que «todas las pintadas del casco histórico se limpiarán, incluso algunas que observamos fuera del centro en el mobiliario urbano. En el anterior pliego solo se limpiaban las de los edificios municipales», sentencia el alcalde, Álvaro Morales.