José María Chomón

Bailando bajo el diluvio

José María Chomón


Brindo por la ciencia

31/12/2020

Nunca en la historia de la humanidad el consenso sobre la trascendencia de la ciencia ha sido tan unánime, y nunca en tan poco tiempo se ha avanzado tanto en la lucha contra una enfermedad; y ello gracias a la colaboración internacional y a inversiones multimillonarias privadas y públicas. En tan solo diez meses se han desarrollado varias vacunas prometedoras, se avanza en la investigación de nuevos fármacos y se han encontrado técnicas eficaces para la detección de la Covid-19.  
A pesar de ello, en España ser científico es una tarea llena de obstáculos, sacrificada y mal renumerada. Nuestro país dedica el 1,24 por ciento del PIB a la investigación científica, mientras que en Europa la media es del 2 y en EEUU del 2,7. Destacados científicos españoles se han marchado y los jóvenes más prometedores lo harán no tardando. Es cierto que el Gobierno ha incrementado la inversión científica, pero sigue siendo insuficiente. Nuestros científicos están abocados a contratos inestables y precarios, y casi siempre dependen de ayudas y subvenciones. Para acceder a fuentes de financiación nuestra masa científica dedica gran parte de su tiempo y esfuerzo a lo que se llama publish or perish, es decir, publica o perece. Y es que la publicación en revistas especializadas de reconocido prestigio internacional es la única manera de evaluar su trabajo y, al mismo tiempo, de conseguir fondos.
En la página del Ministerio de Ciencia e Innovación se puede leer a fecha de hoy que se están desarrollando múltiples proyectos para paliar la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19. Como casi siempre, llegamos tarde. Y es que vivimos en una sociedad atípica, en la que se da más valor a un gol de una estrella futbolística que al trabajo denodado y oscuro de alguien que algún día puede ayudar a salvar miles de vidas o a facilitar nuestra existencia. Por eso, en la despedida de este fatídico año bisiesto y ante el inicio de un esperanzador 2021, alzo mi copa y brindo por los científicos.