La Ley de Vivienda lleva a los caseros al alquiler temporal

I.E. / Burgos
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Los dueños de pisos empiezan a destinar sus casas al arrendamiento vacacional y al de estudiantes porque de este modo sortean posibles limitaciones de precios

Un ciudadano pasa junto al escaparate de una inmobiliaria. - Foto: Luis López Araico

Es cierto que en principio Burgos no forma parte de la nómina de las ciudades con zonas tensionadas pero la nueva Ley de Vivienda, que plantea limitar los precios del alquiler en aquellos lugares en los que sean demasiado elevados, está metiendo miedo ya a los propietarios de la provincia. Lo asegura José Muñoz Plaza, gerente de la Cámara de la Propiedad de Burgos, quien advierte de que «últimamente las llamadas de dueños de casas se suceden para preguntar qué alternativas tienen al arrendamiento tradicional». Se trata de burgaleses que no quieren deshacerse de sus inmuebles porque «o bien se trata de una inversión a largo plazo o bien quieren cedérselos a sus hijos cuando se hacen mayores», de manera que la mayoría no se plantea su venta por muy incierto que sea el futuro para los propietarios con la nueva normativa.  

El mercado del alquiler les ofrece otras oportunidades para no quedar 'atrapados' en la nueva ley. El arrendamiento temporal, bien como vivienda turística o bien para estudiantes, es una de las opciones que empiezan a contemplar propietarios burgaleses que también  se ven afectados por la prórroga que decretó el Gobierno el mes pasado sobre la suspensión de los desahucios y lanzamientos de hogares vulnerables económica y socialmente.

Estos contratos temporales, que escapan de los topes de precios que recoge la nueva ley, tienen una duración de menos de 11 meses y tienen que tener definida claramente esa finalidad. 

El contrato de media estancia o de temporada está regulado por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y la diferencia con el alquiler tradicional es el uso que se le va a dar al inmueble. Esta modalidad de alquiler permite al propietario fijar libremente el precio con cada nuevo inquilino que ocupe la vivienda. Por otro lado, al no estar sujetos a la actualización del IPC, también evitará el límite a las rentas en las viviendas ubicadas en zonas tensionadas que contempla la ley de vivienda.

«Claro, es que la nueva norma limita al 2% la subida del precio del alquiler, por mucho que suba el IPC, en las zonas tensionadas», alerta Muñoz Plaza, quien al mismo tiempo quiere advertir que «Burgos por el momento no se halla en esa situación». Pero el miedo es libre y los propietarios burgaleses lo empiezan a notar.

 Si del mercado tradicional del alquiler desaparecen inmuebles la consecuencia es clara: la oferta se contrae y, en un momento de incremento de la demanda de pisos en renta, los precios subirán aún más. Y eso que ya están en máximos históricos. 

El pasado año fue el primer ejercicio en el que se batió de forma conjunta el tope de precio del alquiler tanto en la capital como en la provincia. Hasta 2022 el valor máximo que había alcanzado el metro cuadrado de una vivienda en renta ascendía a 7,1 euros en la provincia (febrero de 2021) y de 7,5 euros en la ciudad (octubre de 2020).

El incremento desmedido de los ciudadanos interesados en alquilar, dadas las duras condiciones económicas desatadas tras la guerra en Ucrania, han disparado los precios desde el pasado ejercicio hasta niveles nunca antes vistos. Empezando por el mercado a nivel provincial, en junio se alcanzaron los 7,4 euros por metro cuadrado, cifra que se mantuvo en julio para caer a los 7,3 euros en agosto. El año cerró precisamente con este valor, lo que supone un 5,3% más que en diciembre del 2021, tal y como recoge el portal web inmobiliario Idealista.

En Miranda de Ebro el mercado inmobiliario ha seguido la misma estela y el pasado mayo batió su tope. El nuevo se ha fijado en los 7,2 euros, lo que supone una variación anual del 5,9%, aunque ha cerrado el curso en los 6,9 euros. Sin embargo, en Aranda de Duero, a pesar de que los precios se han elevado un 4,7% interanual, la marca de 6,9 euros el metro cuadrado que se alcanzó en febrero de 2018 sigue inalterable. Es más, el 2022 ha concluido con un valor del suelo para alquiler en la capital ribereña de 6,6 euros, con una caída trimestral del 3,2%.

El panorama en la ciudad de Burgos se asemeja más al de Miranda que al de Aranda. El tope histórico de 7,5 euros el metro cuadrado se ha quedado pequeño si lo comparamos con los 7,9 euros que se llegaron a pagar en noviembre. Aunque en diciembre el valor volvió a descender -hasta los 7,8 euros- se trata de una marca que a buen seguro volverá a batirse durante el 2023. La subida entre diciembre de 2021 y el de 2022 se eleva al 4,5%, con un 0,7% en los tres últimos meses.