Los nervios y la expectación ante la visita de los Reyes Magos han pasado en un segundo en una intensa emoción, tanta como la que provoca dar unos saltitos, en Daniel, un niño de siete años, que esta mañana ha recibido el regalo de manos de Melchor. Sus majestades de Oriente ya están en la ciudad y han realizado sus primeras paradas en la Residencia de los Ancianos Desamparados y en la planta infantil del Hospital Universitario. 

La sirena de un camión de Bomberos repleto de regalos ha desatado la locura, contenida. Con puntualidad británica, a las doce de la mañana, del vehículo se bajaban Melchor, Gaspar y Baltasar acompañados por el alcalde, Daniel de la Rosa. Sin tiempo a atusarse la barba, han recibido las primeras cartas y entregado los primeros caramelos a los pequeños que los esperaban en la entrada. Tras el saludo a los sanitarios que formaban la comitiva de bienvenida, han entrado en el vestíbulo, sin dejar de hacerse fotos con todos los que se la pedían. Allí han realizado sus primeras declaraciones.  "Venimos con la ilusión de ver a todos los niños de Burgos y como los que están ingresados en el hospital no pueden venir a la Cabalgata nos hemos desplazado nosotros a verles, darles un abrazo y transmitirles todo nuestro amor y esperanza para que se recuperen", ha dicho Melchor en representación de los tres, convencidos de que esta noche todo saldrá muy bien. "Llevamos dos mil años viviendo esta noche y ya no nos sorprende nada", ha apuntado emocionado igualmente por la bienvenida que han tenido a su llegada a la ciudad. "No nos esperábamos que fuera a ser tan especialmente emotiva, con los Bomberos, que nos han trasladado a un sitio y otro, los policías locales, que han estado pendientes de que no sucediera nada para que fuéramos puntuales como un reloj suizo y luego ver al personal sanitario, y sentir esa sensación de cariño y agradecimiento hacia toda la familia sanitaria ha sido maravilloso", se ha explayado. Melchor también ha tenido un recuerdo para los señores y señoras de la Residencia de los Ancianos Desamparados, "que, aunque no son niños ya, siguen teniendo ese alma llena de ilusión y esperanza". 

Y con los mejores deseos se han dirigido a la planta cuarta para entregar los regalos a los más pequeños y retirarse a descansar para afrontar una tarde-noche mágica.