Cada vez que Sánchez dice algo los ciudadanos miran al techo para ver dónde está la cámara oculta. Ahora ya sabemos que la agenda progresista de este país nos invita a desconectar el aire acondicionado y soñar que estás en la sauna y a veranear en el pueblo para redescubrir tu pasado. O a rebajar la temperatura de la calefacción y ponerte de nuevo los calzoncillos largos del abuelo, los marianos y el jersey pulgoso de ir a la mina que guardaste, hace tantos años, cuando el IVA no existía. Te invita a comprar un coche eléctrico que no puedes pagar ni enchufar. Y si lo tienes de gasolina debes de descarbonizar al coche y al propietario. Empiezo a creer que la agenda progresista es solo un eslogan. Un señuelo. Una especie de regreso al futuro al pasado de nuestros padres. A aquel lugar en el que estaba prohibido pensar y al que nos dijeron que nunca íbamos a volver. Pero seguiremos hablando de los objetivos de la agenda 2030 sin saber si la economía de esta España nos hará llegar en tanga o con anorak de plumas.
Perdónenme, sigo mirando al techo para ver al espía y noto que me sigue mientras escribo. Y observo al Gobierno recaudando más de lo previsto por la inflación y con un saldo a su favor de 20.000 millones de euros, solo con esto se podría suprimir por completo las cotizaciones sociales por los mil primeros euros de sueldo a 2,5 millones de nuevos asalariados durante dos años. Se podría decir a las empresas: los próximos trabajadores que contraten no pagarán cotizaciones sociales por los mil primeros euros de salario y conseguiríamos un menor gasto público en prestaciones por desempleo y una mayor recaudación por IRPF e IVA gracias al gasto que realicen los nuevos asalariados.
Cada punto de rebaja del Impuesto de Sociedades costaría 1.000 millones al año. Por lo tanto, 20.000 millones dan para una rebaja permanente de cinco puntos porcentuales del tipo de impuesto. Esto permitiría compensar nuevos proyectos de inversión tras la subida de los tipos de interés. Una inversión que se traduciría en más empleo, más cotizaciones sociales, más IRPF e IVA. Resumiendo: ¿cómo creen ustedes que estaríamos mejor? ¿con una rebaja del IVA que será rápidamente compensada (por la propia inflación y la fijación de los precios libres)? ¿O rebajando fuertemente por dos años las cotizaciones sociales a 2,5 millones de nuevos asalariados?