Historias de La Cabañuela

G.G.U. / Burgos
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Antonio Bañuelos puso al Teatro Principal en pie, en el tributo por sus 30 años como criador de toros bravos en un lugar tan insospechado como Burgos. «La ganadería no existe porque uno la monte, es por las personas que la trabajan», dijo

La primera vez que Antonio Bañuelos fue a La Cabañuela, en busca de una finca en la que materializar su sueño, no se leían todas las letras, pero sí las suficientes como para entender que el nombre de aquella tierra del páramo de Masa casaba con el suyo propio y que eso debía significar algo. Ese fue el comienzo de una historia cuyo éxito -todavía sorprendente para muchos- Bañuelos no se arroga, sino que se lo atribuye a las personas que lo han acompañado; trabajadores del campo (su mayoral y familia), amigos y confidentes que ayer lo arroparon en el Teatro Principal, en ese tributo por sus 30 años como criador de toros bravos de lidia. Los toros del frío, con un balance de más de mil reses lidiadas y 8 indultadas.

«Hoy conmemoramos treinta años de una locura; hay que tener valor para criar toros bravos, pero mucho más para hacerlo en Burgos», dijo en la presentación Javier Fernández-Mardomingo, crítico taurino y organizador del evento junto al también experto Íñigo Crespo. Los dos dieron la bienvenida a los muchos aficionados que abarrotaron la platea del Principal y parte de los palcos de los dos primeros pisos; aficionados que recibieron en pie al ganadero que ha vinculado para siempre el nombre de esta provincia a la fiesta y que lo aplaudieron durante varios minutos seguidos. Mientras, él sonreía sobre el escenario por el que antes habían pasado «grandes amigos» que compartieron con el público sus recuerdos de La Cabañuela y del criador. 

Los primeros, los veterinarios Baudilio Fernández-Mardomingo y Lorena de la Fuente; el gestor taurino Joaquín Monje; la periodista Lola Franco y el presidente de la plaza burgalesa José Manuel del Barco. Los cinco destacaron su valentía, su humildad para dejarse enseñar, su capacidad didáctica o su generosidad, con las puertas de La Cabañuela siempre abiertas para quien las quiera cruzar y contagiarse de su pasión.

La tuna puso el broche al homenaje y le colocó una capa al protagonista, Antonio Bañuelos, quien aplaudió emocionado junto a autoridades, amigos y compañeros de fatigas en estos 30 años. La tuna puso el broche al homenaje y le colocó una capa al protagonista, Antonio Bañuelos, quien aplaudió emocionado junto a autoridades, amigos y compañeros de fatigas en estos 30 años. - Foto: Alberto Rodrigo

En el Principal también lo abrazaron compañeros de la junta directiva de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia: Ricardo del Río, Fernando Sampedro y Rafael Cruz Iribarren. No podían faltar tampoco el picador Pedro Iturralde o Joselito Adame, matador «con historia personal» con Bañuelos, cuyos bravos ha toreado en sus 15 tardes en el ruedo y, de ellas, 14 ha salido por la puerta grande.

Pero Adame no fue el único torero en felicitar y agradecer a Bañuelos su valentía. En vídeo aparecieron Enrique Ponce -quien toreó a Gamarro, el morlaco que catapultó a Bañuelos en 1999, la tarde en la que lo indultaron-, Pepín Liria, Víctor Puerto o Manuel Caballero. 

Bañuelos junto a su mayoral, Francisco Afonso, a quien hizo subir al escenario.
Bañuelos junto a su mayoral, Francisco Afonso, a quien hizo subir al escenario. - Foto: Alberto Rodrigo

Y de la música no podían encargarse otros que no fueran los burgaleses Bienmesabe, quienes afirmaron que «Antonio cambió nuestra vida: nos lo ha inculcado todo. La pasión y el entender que los sueños se cumplen». El de los flamencos y el de Bañuelos. Con ilusión, tesón, amigos y «con un golpe de suerte también».