Réquiem para una fiesta

ALMUDENA SANZ / Burgos
-

El Orfeón Burgalés interpreta por primera vez la celebrada obra de Mozart, junto a la Orquesta Maestro. Mañana, en el Principal

Los coralistas del Orfeón Burgalés vuelven a superarse y afrontan el ‘Réquiem’ como un desafío más. - Foto: Luis López Araico

Cantar un réquiem en plenas fiestas mayores es claramente un oxímoron. La directora del Orfeón Burgalés, Marta Pilar Hernando, observa el contrasentido, pero sabe cómo darle la vuelta y enciende los focos sobre este repertorio como un momento importante para la formación. Y qué mejor que subirlo al escenario en una de las fechas más especiales del año como es el concierto extraordinario de San Pedro y San Pablo. El Réquiem de Mozart sonará mañana en el Teatro Principal (20.30 h., 10 euros), con las voces solistas de la soprano Alicia Moreno, la mezzosoprano Rocío Gálvez, el tenor Alberto Porcell y el barítono Juan Laboreria. El programa se completará con los primeros movimientos de Concierto para flauta y orquesta en Sol M. Op. 29, de Stamitz, con Elena Rubio como flauta solista, y Concierto para clarinete y orquesta nº 2, Op. 5, de Crusell, con Juan Velasco como clarinete solista. 

«El Réquiem es una obra grande y cuadrarla en fiestas, que es un momento grande para Burgos, era una oportunidad», sostiene Hernando y advierte del valor que esta cita tiene personalmente para ella, que por primera vez dirige la emblemática pieza de Mozart. Se pone al frente del Orfeón Burgalés y de la Orquesta Maestro de Madrid. Antes solo se había responsabilizado de la parte vocal. 

Lejos de convertirse en un funeral, el Principal será una fiesta. «Es la primera vez que el Orfeón canta el Réquiem de Mozart al completo y es un reto, porque es una obra muy conocida por todo el mundo y con una importante dificultad. Salvo en dos números, el coro canta todo el rato, y hablamos de 50-55 minutos, en los que las voces son protagonistas. Ha sido un trabajo duro», destaca la directora, que, a pocas horas del gran momento, se muestra entre deseosa por ver el resultado y nerviosa. 

La posibilidad de afrontar una de las composiciones más famosas del autor austriaco se puso delante y Hernando la cogió al vuelo. «Se planteaba como otro granito de arena en ese camino hacia adelante que iniciamos hace cinco años», resume y se atreve a catalogarlo como uno de los más relevantes, en el que también se han implicado algunas voces del conjunto juvenil. 

Le hubiera gustado contar con más tiempo para prepararlo por la complejidad que entraña, pero presume del esfuerzo de los coralistas. «Se han echado la obra a las espaldas, han trabajado muchísimo, y todos han tirado para adelante», aplaude sin dejar de reiterar la complicación técnica de esta obra, con muchas texturas y contrastes, con unas partes muy enérgicas junto a otras muy dulces. «Integra todo lo que se puede estudiar en música metido en una sola obra». 

Muchos ojos estarán pendientes de las voces del Orfeón en este Réquiem, una de las creaciones más interpretadas, junto con la Novena Sinfonía, de Beethoven, y Carmina Burana, de Carl Orff. 

«La música sinfónico-coral es grandiosa y tiene mucha riqueza», traza la batuta y llama la atención sobre la oportunidad para la coral de ir más allá del concierto a capela o con el habitual acompañamiento de piano.