Los barrios toman la palabra

Samanta Rioseras / Aranda
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Calzadas y aceras sin asfaltar, un mayor mantenimiento y una mejora de la limpieza centran las demandas de las asociaciones • Muchos se han sentido abandonados por el equipo de gobierno

Buenas palabras, muchos compromisos pero pocas intervenciones. Las asociaciones de vecinos se quejan de la falta de mantenimiento de la ciudad. Sobre todo a nivel de asfaltado, mejora de carreteras y limpieza. Saben que las elecciones están a la vuelta de la esquina y que pronto comenzarán a agasajarles con promesas de mejora. Frases que ya escucharon al comienzo de esta legislatura y en la campaña pasada. También en la anterior.

Dicen sentirse «abandonados» y recriminan al equipo de gobierno haber favorecido al centro con motivo de Las Edades del Hombre en detrimento del resto. Ellos reconocen los beneficios, pero recuerdan que también ha tenido su parte negativa. «Como la reducción de las plazas de aparcamiento», comenta el presidente de la Zona Centro, Jesús Martín.

«En todas las poblaciones sucede lo mismo: lo que tiene que quedar bien de cara al exterior es el centro, pero tenemos la contraprestación de las aglomeraciones, los bares, las procesiones, las manifestaciones y las juergas». Además incluye «la limpieza, el ruido, los grafitis y el vandalismo» como las principales preocupaciones de los vecinos. La música y el ruido generado en las inmediaciones de los pubs durante los fines de semana suponen otro motivo de conflicto. «Esperemos que todo vaya mejor cuando se instalen los limitadores de sonido», comenta, recordando que ya eran obligatorios según la normativa regional.

«Las terrazas también son problemáticas. Sobre todo en la calle La Sal. Muchas veces no se puede ni pasar. Hemos hecho hincapié en la necesidad de limitar las zonas y en la actuación policial, pero parece que no se puede hacer nada», explica, resignado.

Sin embargo, reconoce que en otros casos se ha actuado con rapidez y menciona los bancos de la plaza San Juan: «Los colocaron debajo de una bajante y estaban llenos de excrementos de paloma. Avisamos y en seguida los movieron unos metros». Esa misma eficacia desean los vecinos del barrio de La Calabaza.

LA CALABAZA

«Las necesidades son las mismas que hace cinco, 10 y 20 años: agua potable y depuradora», sostiene Ángel Almendáriz, uno de los últimos presidentes del colectivo vecinal, prácticamente desmembrado. «No se trata solo del barrio, si no de toda la gente que viene a las piscinas, que gozan de la misma calidad de agua: cero». No vierte toda la responsabilidad sobre el equipo de gobierno actual, pues la histórica demanda también pudo ser afrontada por los ex alcaldes Ángel Guerra y Luis Briones. Solo con este último, dice, hubo una propuesta sobre la mesa. «Con tres presupuestos diferentes en los que los vecinos debíamos aportar entre un 5 y un 15%, pero muchos votaron en contra», se lamenta, y asegura que «en los últimos 15 años no se ha hecho nada en el barrio» exceptuando la pavimentación de una calle.  Una tarea que, subraya, es precisa en todas las demás. Sus quejas incluyen, además, la retirda del reparto de correo. «Seguimos a la espera de que coloquen unos buzones pluridomiciliarios».

FERIAL BAÑUELOS

El panorama no es más alentador en Ferial Bañuelos, cuya presidenta, María Martín, asevera vivir en «un barrio tercermundista». La suciedad y el estado de las aceras avalan su postura. «La gente tiene que andar por la carretera. Los carritos de bebé no caben y ya no digo las personas son movilidad reducida o en silla de rueda. Ellos ni se acercan por aquí», afirma, y subraya lo perjudicial que es esta situación para el comercio de la zona.

«Lo principal sería arreglar la calle Moratín, pero todas necesitan un repaso», dice, mientras señala las entradas a algunos garajes que tampoco pueden arreglar por su cuenta. «No nos dejan hacer nada. Ya lo hemos intentado».

Por otro lado, celebra la próxima reapertura del puente Bañuelos, pero muestra su preocupación por el modo en el que se regulará el tráfico. «¿Cómo vamos a asumir tantos vehículos No tenemos suficiente infraestructura», opina. «Y otro problema muy serio es la carretera que une el barrio con Santa Catalina», añade. Menciona el mal estado de la calzada, el trasiego de camiones y la suciedad que se agolpa a ambos lados, donde un para de casas viejas amenazan con derrumbarse. «Ahí juegan niños».

LA ESTACIÓN

«El 90% de las baldosas están rotas. Algunas las van reparando poco a poco, pero arreglan dos y dejan 400 mal», explica el presidente del colectivo de La Estación. Manuel Muñoz asegura que «la falta de civismo de los dueños de los perros que no recogen sus excrementos», también es un problema del barrio. «Y aún estamos esperando que nos hagan los parterres. Iban a ser una jardines, pero ahí están llenos de grava y de cualquier manera». A la espera también se encuentra la plaza Sorolla: «intransitable».

SANTA CATALINA

Con el frontón recién inaugurado, la siguiente batalla será «conseguir la cubierta», se propone Angelina Gil, presidenta de la asociación de vecinos de Santa Catalina. Reconoce que se han realizado algunas intervenciones como el «parcheado» de la Calle Hospicio, pero considera que ha faltado mantenimiento. «Es un barrio muy viejo y hay que ir haciendo muchas cosas. Si solo se puede una calle, pues una, pero que lo incluya todo: asfaltado y alcantarillado».

A nivel de instalaciones, continúan solicitando una piscina. «Nos vendría muy bien para esta zona y serviría para otros barrios».

POLÍGONO RESIDENCIAL

Sonia Sanz, la presidenta de la asociación vecinal del Polígono Residencial, aún tiene pendiente una visita con la alcaldesa desde principios del año pasado. «Se retrasó por Las Edades y seguimos esperando», dice, resignada pero con la seguridad de que el encuentro «llegará pronto por las elecciones».

Su conversación se centrará en hacerla conocedora del estado de las calles: «están todas levantadas. Hemos presentado muchos escrito, pero siguen en las mismas condiciones». Aunque, reconoce, sí se ha mejorado el aspecto de la fuente, «después de tres años».

Respecto a los proyectos pendientes, Sanz subraya la necesidad de instalar nuevas papeleras. «Están viejas, en mal estado y faltan muchas».

ALLENDEDUERO

Los desperfectos en el asfaltado se repiten en todos los barrios y Allendeduero no es la excepción. Su presidente, Miguel Ángel Cuesta, añade la existencia de barreras arquitectónicas. «Hay muchos badenes en los que se enganchan las sillas de rueda y necesitamos que eso se mejore». Del mismo modo, pone en valor el trabajo realizado en la calle Santo Domingo, donde fue necesario talar unos árboles cuyas raíces estaban entrando en las viviendas cercanas, o la instalación de un cartel para prohibir la entrada a los perros en las pistas de juego.  «Nos costó muchos escritos, pero lo mejor es insistir porque los papeles se pierden».