La banda de la vida

R. PÉREZ BARREDO / Pradoluengo
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La Banda Municipal de Música de Pradoluengo es la decana de la provincia. Acaba de cumplir nada menos que 150 años. La historia de la villa textil no puede comprenderse sin esta formación, una institución venerada y admirada

Ángel Salazar, Cartu, toca el bombo desde hace 52 años. - Foto: Luis López Araico

Cartu, de expresión franca y rubicunda, no recuerda de qué ni de dónde le viene el apodo, pero no responde a otro nombre. Dice que se llama Ángel Salazar, pero que él es Cartu, como lo fue su padre. Y este Cartu es, hoy «y a mucho orgullo y mucha honra», el integrante más veterano de la Banda Municipal de Música de Pradoluengo, que acaba de cumplir nada menos que 150 años. Es la más antigua de la provincia, la decana. Esta formación que hoy integran en torno a cuarenta músicos es una institución en la villa textil. Es más, podría decirse, mucho más. «Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Lo mejor. Los mejores ratos de mi vida han sido con la banda. Esto es una pasión. Y Pradoluengo es música», apostilla exhibiendo una sonrisa luminosa este hombretón de 63 años que lleva 52 en la formación, inseparable de su bombo como antes lo fue del clarinete. «Es un sentimiento, el sentimiento de un pueblo unido por la música y por muchas cosas más», tercia con voz emocionada Ángel Juan, encargado de los platos desde hace algo más de una década.

«La música ha sido en Pradoluengo algo más que una de las Bellas Artes. La música en Pradoluengo ha sido consustancial a su devenir histórico, imprimiendo carácter no sólo a los actos festivos de todo tipo, que se desarrollaban en el ciclo anual, sino conformando en el subconsciente colectivo de la villa una de las bases socioculturales del discurrir diario de sus habitantes», escribe el historiador pradoluenguino Juan José Martín García en su libro Historia de la Banda de Música de Pradoluengo (2003). «Somos algo más que un grupo de músicos. Cuando la banda desfila, es el pueblo el que desfila; la gente aplaude y aplaude y está pensando en su abuelo, en su padre, en su amigo o amiga que en su día o ahora forman o han formado parte de la banda del pueblo», apunta Ángel Juan para tratar de exponer la importancia que en la vida de las gentes de este pueblo tiene esta histórica formación musical.

Héctor González Vilumbrales es su director desde el mes de enero. Ha sustituido a Pedro Bartolomé, miembro de una saga de músicos conocida como 'Los Pedrules' (toda la banda está llena de sagas de músicos), hoy flamante director musical y artístico de la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos (JOSBU). Este mirandés se muestra «encantado» de estar viviendo el desafío, el reto de dirigir a la banda decana de la provincia. «Es una responsabilidad y voy a pelear por que se mantenga. No se puede perder un bagaje de tantos años, aunque haya dificultades. Estoy buscando que la gente más joven se involucre cada vez más, además de mantener lo que tenemos. Queremos que se enganchen. Tengo muy buenos músicos, la verdad, estoy muy contento», afirma con rotundidad tras haber dirigido ya una decena de conciertos y con el de Santa Cecilia a la vista, que promete ser el más especial de todo el año.

(El reportaje completo y las fotografías, en la edición impresa o aquí)