Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Estas campañas son una birria: hay que cambiarlas

15/05/2023

Nunca aprendemos. Llegamos a las rectas finales de unas campañas demasiado largas --no hay ya quien distinga las oficiales de las 'pre oficiales'-- agotados, hartos, escépticos, en pleno desamor hacia nuestra clase política. Y no es que sean los políticos los únicos culpables, más allá de no haber sido capaces de regenerar un sistema, una normativa y unos usos electorales que han ido pervirtiéndose, hasta llegar a ser lo que son: una birria. ¿Hay solución? Pues claro que sí. Acaso lo que falte sea la voluntad o el coraje de regenerar tantas malas prácticas. Por ejemplo:

-Ya me dirá usted para qué sirve el juego que se esconde tras determinadas encuestas. A algunas se les debería exigir un mínimo de rigor --por ejemplo, una muestra suficiente--, que aleje la sospecha de que, tras los datos que se ofrecen, se halla alguna operación política. Son, me decía un reputado sociólogo, la manera más obvia, algunas veces, de la puesta en marcha de 'fake news'. Y conste que no estoy entrando en ataques, en ocasiones demasiado simples, a los trabajos del CIS, quizá cuestionables, sobre todo por el método de designación del responsable del Centro, pero, me parece, no siempre del todo tramposos.

-O los debates electorales, a los que se les debería dotar de mayor impacto popular. Que la gente pregunte a los candidatos, en lugar de esa retahíla de ataques de unos contra otros, difundiendo falsedades que dan también origen a confusiones en la ciudadanía. Y sin exclusiones arbitrarias, que deberían estar mejor vigiladas por la Junta Electoral.

-O la utilización torticera de instituciones y asuntos que deberían quedar fuera de la contienda electoral. El atril de la sala de prensa del Consejo de Ministros se ha convertido --y no solo con este Gobierno-- en una lanzadera de ataques contra la oposición. Utilizar a enfermos, minusválidos o a colectivos deprimidos para lanzar promesas de difícil cumplimiento debería ser una práctica erradicada por ley de nuestras contiendas por el voto. Que los candidatos se comprometan ante notario al puntual cumplimiento de sus compromisos electorales.

-Luego está, claro, la propia normativa electoral, tantas veces denunciada y que en tantas ocasiones se ha prometido reformar: la prohibición de publicación de sondeos desde una semana antes de la jornada electoral, mantener el día de reflexión, la mala regulación de los propios debates, la utilización abusiva de las campañas publicitarias que deberían ser institucionales, son otras tantas taras que pesan sobre las campañas. A las que, además, habría que añadirles, en su deber y no en su haber, la falta de ideas originales y trascendentes, la ausencia de verdaderos debates sobre cuestiones que afectan a la ciudadanía, el tono faltón y pendenciero que utilizan bastantes candidatos. Y conste que obvio cuestiones de mayor calado, como la pervivencia de candidaturas bloqueadas o la falta de acuerdo para que gobierne el más votado.

No todo vale en campaña y lo peor es que lo que tenemos en campaña, incluyendo esos mítines rutinarios cuyo principal componente es el aplauso incondicional y no la difusión de ideas, vale para muy poco. Sé que de lo que se trata en unas elecciones municipales y autonómicas no es de arreglar el mundo mundial, sino los problemas de nuestras ciudades y de nuestras Comunidades. Siento decirlo, pero me parece que ni los unos, sacando cada día conejos de la chistera al amparo de su poder sobre el 'Boletín Oficial del Estado', ni los otros, llamando 'indecentes', en un mero debate ideológico, a los del bando contrario, son capaces de transmitir una suficiente confianza en que sí, en efecto, cambiarán el mundo.

Ese mundo pequeño, de nuestro entorno, de nuestro pueblo, de nuestro territorio, que nos rodea. Y si no somos capaces de cambiar eso, ¿cómo vamos a creer que cambiaremos el planeta? Las campañas, si no sirven al menos para generar ilusión, expectativas, confianza, son una birria. ¿Diría usted que esta que estamos viviendo lo es?

ARCHIVADO EN: Política, CIS, Fake news