Jefes 'interinos' para la Guardia Civil en la provincia

FERNÁN LABAJO / Burgos
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Una decena de mandos están en comisión de servicio y se espera la llegada de otros tres. Solo permanecen seis meses y de cada dos plazas libres se suple una. La Guardia Civil se gasta 200.000 euros al mes en dietas para cubrir vacantes

Imagen de un acto institucional en la casa cuartel de la avenida de Cantabria en junio pasado. - Foto: Patricia González

Los problemas en la Guardia Civil de Burgos van mucho más allá de los cierres puntuales de cuarteles pequeños. Cada concurso de traslados es una sangría para la Comandancia, especialmente para el área de Seguridad Ciudadana, que es el que se encarga de velar por los municipios. La provincia no es atractiva, eso es un hecho. Nadie se pega por venir y los que están se marchan a destinos cercanos a sus domicilios o a núcleos más poblados. Y claro, la plantilla se resiente. Tanto, que algunas compañías apenas cuentan con mandos. La Benemérita tiene que tirar de comisiones de servicio para cubrir las vacantes de sargento o cabo en algunas de ellas. Actualmente hay nueve, pero habrá otras tres próximamente. Y eso supone un coste en dietas de más de 200.000 euros mensuales.

Según explican desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), hay escasez de personal en las cuatro compañías de la provincia, pero la de Merindades es la que está «sufriendo mucho más desde el final de la pandemia». A eso se une que es la zona que acumula mayor número de actuaciones. «Necesitan con mucha frecuencia la ayuda de la UCESIC e incluso del Seprona. La situación es cada vez más alarmante y los guardias están muy cansados», advierten desde el colectivo.

La compañía de Medina es la que más plazas de puestos de mando tiene cubiertas con comisiones de servicio. En total en la provincia son nueve, pero próximamente se unirán otras tres en Sedano, Quincoces de Yuso y Melgar de Fernamental. La AUGC indica que de cada dos plazas que quedan desiertas, se cubre solo una. Es decir, que si falta en un cuartel un cabo y un sargento, sólo llegan comisionados uno de los dos.
La factura, que además es temporal, no es tampoco barata. Al Instituto Armado le cuesta 2.000 euros al mes las dietas en el caso de los cabos y 2.150 por los sargentos. Los cargos sólo los pueden ostentar durante seis meses. «No tiene ni pies ni cabeza. Cuando un mando quiere enterarse de cómo funcionan los puestos, se tiene que ir. Y vuelta a empezar una y otra vez», lamentan desde la AUGC.

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