Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


Fiebre

25/07/2022

Arde el mundo y no hay extintor que lo apague. Sube la fiebre del planeta y no hay pastilla que la baje. Primero el virus, luego el volcán, la guerra, las olas de calor, todo contribuye a que se mantenga un estado de hipertermia global, el mundo está enfermo de calenturas. Los incendios de ahora son las velas que iluminan el camino de descenso a este infierno que nos derrite el cuerpo y nos arroba la mente. El inglés, que es un idioma austero y certero, tiene dos palabras que lo clavan, warning y warming, alerta y calentamiento. Un palito de nada separa la alarma de la catástrofe. Deberíamos adoptar las dos WW como lema para un mundo enfebrecido, para que cuando la calentura afloje, no olvidemos lo mal que lo pasamos con estos rigores estivales. 

¿Soluciones? Una de las causas de este fenómeno es el apresuramiento global que nos hiperactiva y acelera. De tanta prisa viene tanta velocidad, y eso consume mucha energía y genera mucho calor. Menos prisas, por favor, que la rapidez es una virtud, pero la prisa es un vicio. Podríamos predicar con el ejemplo, y en vez de tanto presumir de la vida fast y los viajes jet, practicar el slow way of life que tanto ansiamos de boquilla, aunque no de ejercicio.

Otra es el posesionismo compulsivo, comprar más y más cosas para llenar con ellas los vacíos de la existencia. Tener más para aparentar ser más, aunque no para ser mejores. Acumular cosas, no porque las necesitemos, sino porque las ansiamos. Esta ansia es reflejo de una carencia vital esencial que no se cura con posesiones sino con satisfacciones. 

Y otra son los espejismos que nos engañan la vista y confunden el espíritu. Los espejismos de la vida excesiva, de la belleza inquietante y de la juventud eterna. Las peripecias emocionantes, el glamour de la moda y la adolescencia permanente son deseos inalcanzables, pero la publicidad y la mercadotecnia las ponen a nuestro alcance, falsamente, artificiosamente.

Podría seguir con argumentos similares, pero gastaría más energía, tinta y papel de lo conveniente, y no serviría de nada. Como usted ya me ha entendido de sobra, ahí lo dejo para que este verano se lo vaya pensando, mientras se abanica los calores con las hojas de este periódico sencillo y de gustos moderados.