Famavi se recuperó, y de qué manera, del incendio que en 2020 calcinó varias de sus líneas de producción. Lejos de desanimar a sus propietarios, el suceso sirvió de acicate para unir aún más al personal e impulsar el negocio por encima de las cifras anteriores al siniestro. Gracias a ese esfuerzo, se alzó a una posición que hoy le permite firmar una alianza con uno de sus, hasta ahora, competidores: la firma barcelonesa Rivisa ICM, también dedicada a la fabricación de cerramientos metálicos. La compañía catalana se ha hecho con el 75% del capital de la sociedad burgalesa, radicada en el polígono de Villalonquéjar, y formarán una asociación estratégica de intereses cuyo objetivo es «alcanzar una posición de liderazgo en la industria de los sistemas de cercado y protección perimetral».
Famavi echó a andar en Burgos en el año 1977 y en estos años ha sacado al mercado una gama de productos que no ha pasado desapercibida para sus competidores. Desde los cercados metálicos para propieades, a las verjas de seguridad, pasando por puertas correderas o vallas provisionales. De manera que durante años ha estado en el radar de otras compañías interesadas en su compra o en tejer alianzas con Famavi. Y eso es lo que ha ocurrido ahora, que Rivisa ICM, fundada nada menos que en 1854 se ha fijado en la firma burgalesa para crecer de la mano. Rivisa es el primer fabricante de cerramientos metálicos español y cuenta además con una destacada participación internacional en diferentes países de la Unión Europea como Francia, Portugal, Italia e Inglaterra y en Norte de África y Centroamérica.
Eso sí, Famavi -que actualmente cuenta con una plantilla de cerca de 50 trabajadores- conserva autonomía dentro de esta alianza. Su CEO, Sergio Serrano Vicario, afirma que esta unión se ha llevado a cabo «para ofrecer más y mejores oportunidades a nuestras personas, así como la mejor experiencia de producto a nuestros clientes».
La noticia se produce después del mal trago de ese incendio de 2020 del que Famavi se rehizo en tiempo récord. Fue la máquina de pintura la que sufrió la mayoría de los daños y los más graves, pero gracias a un plan de acción de la dirección y al esfuerzo de los trabajadores, esa línea se recompuso y la empresa fue capaz de volver a llevar a cabo todos los procesos en la cadena de fabricación.