Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Y sigue la edad de Oro

03/07/2023

Bueno, se acabó, pasaron las fiestas, que quizás le hayan parecido similares (o clavadas) a las de cualquier año. Y, de alguna manera, sí, ha pasado lo de siempre, o lo que ha ocurrido ya unos cuantos años, pero por eso no deja de ser menos relevante. De lo que estamos hablando es de que, en varias ediciones de la última década, el momento más importante de las fiestas para muchos, el que une emoción, sentimiento, intensidad y fraternidad (sin ser casposo), en definitiva, el que regala esa sensación de disfrutar de algo de manera íntima y profunda y, a la vez, hacerlo como parte de un colectivo más grande es... ¡El concierto de La M.O.D.A.!, un clasicazo sampedril similar ya a la cita de Celtas Cortos en fiestas de Valladolid, o Bunbury o Amaral en el Pilar de Zaragoza.

El bolo del pasado lunes en Santa Teresa, como recordó el cantante del grupo, David Ruiz, fue el primero en cuatro años en ese escenario céntrico y gratuito, después de pandemias y mandangas. Y se notó. La plaza estaba a reventar de público y emociones en una noche que no es solo de La M.O.D.A., sino de la música burgalesa; un momento de gloria de un montón de artistas que han conseguido algo tan improbable y sublime como conectar hondamente con el público. 

Por el escenario pasaron Fetén Fetén, Marina López, la fabulosa voz de Sioqué, banda que abrió la noche, o Rober del Pyro y Víctor Rutty (protagonistas de otro concierto de fiestas días antes). Y, sí, lo hemos visto antes, en un formato parecido con La M.O.D.A. haciendo de anfitriones de la primera división de la música local, pero el público no se cansa y no es de extrañar. Y podría llegar a parecer algo normal que el evento máximo de la fiestas sea la puesta en escena de los artistas locales, que el espectáculo que llega al alma de tantísimos sea la propuesta de los músicos de aquí, pero no lo es. Es, sin más, que tenemos la suerte de vivir la Edad de Oro de la música de Burgos, que ya viene durando y que parece tiene empuje para una temporada con bandas como El Nido y su folk del futuro o el desparpajo punk de Memocracia. Este ecosistema que vive, se entrecruza, se desarrolla y crea delante de nuestras narices, no estará para siempre y lo echaremos de menos. De momento, a seguir disfrutándolo, a gozar de la Edad de Oro. Salud y alegría.