El tapón de la AP-1 en Armiñón se resolverá antes hacia Burgos

Ó.C. / Miranda
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La Diputación de Álava segmenta el proyecto y anuncia que la primera fase arrancará este mismo año o al inicio de 2024. Las obras dirección Irún empezarán más tarde, porque hay que realizar expropiaciones

Las obras en la N-124 avanzan a buen ritmo con la idea de acabarlas en 2024. - Foto: Ó.C.

Las consecuencias de eliminar los peajes de la AP-1 todavía tienen su reflejo en el tráfico de esta importante vía de comunicación. Una de las zonas con mayores problemas está muy próxima a Miranda, justo en lo que suponía el inicio o el final de la carretera de pago. En la localidad alavesa de Armiñón, desde hace un par de años no hay ni rastro de los peajes, pero sobre todo en verano, el aumento en el volumen de coches genera grandes atascos, que el Ministerio de Transportes y la Diputación de Álava tratan de evitar. Para conseguirlo, a finales de 2021 anunciaron una inversión de 16 millones de euros, con los que se espera que las máquinas empiecen a trabajar a finales de 2023 o el inicio de 2024, aunque la administración vasca comunica que primero trataran de evitar el tapón que se genera dirección Burgos. Cuando ya esté en marcha esa parte, afrontarán las medidas en sentido Irún, donde primero tendrán que cumplir con el requisito de las expropiaciones, motivo por el que decidieron cortar el proyecto en dos partes «por motivos de eficacia», matizan en el departamento de Infraestructuras Viarias y Movilidad.

La Diputación asumió la responsabilidad de esta mejora en 2018, aunque desde un primer momento contó con la financiación de las cuentas de Madrid a través de un convenio. La entidad alavesa recuerda que «los proyecto de ampliación del nudo de Armiñón están en fase de redacción», un paso que iniciaron hace poco más de un año con una partida de casi 400.000 euros. El plan tiene su complejidad y por este motivo, «esperan que estén listo a finales de año», puntualizan en el departamento de carreteras. En esta sección de la entidad foral explican que en el caso de la mejora en la bifurcación del tráfico sentido Burgos, «no se necesita hacer expropiaciones», por lo que podrán apurar más los plazos.

En este caso, la actuación prevista contempla una ampliación en la capacidad de acceso de la A-1, al antiguo trazado de la AP-1, que al ser libre de peaje absorbe un mayor volumen de vehículos, porque evitan la N-I que tiene doble sentido. En este punto, la Diputación ya mejoró la conectividad en 2019 en unos 800 metros, aunque en aquel momento ya se indicó que solo suponía una actuación «de urgencia», a la espera de una modificación de calado, que ahora afrontarán para pasar «de uno a dos carriles», explican. Además, en la entidad foral, esperan que el calendario permita dar el pistoletazo de salida de los trabajos en el inicio de 2024, aunque matizan que «si da tiempo empezará a finales de 2023». 

Otro sentido. Algo más de tiempo habrá que esperar para mejorar la confluencia en el caso de la incorporación de los vehículos que circulan por la antigua AP-1 dirección Vitoria y que se unen a la A-1 en Armiñón. En este caso, hubo una primera mejora en 2020, aunque también se transmitió que era un punto y seguido a la espera de más actuaciones. En este caso, el proyecto contempla pasar de dos a tres carriles y «para este aspecto sí que se necesitan expropiaciones previas», aunque presupuestariamente están incluidas dentro de los 16 millones anunciados.

Por este motivo, aunque el proyecto de mejora también está previsto que esté listo a finales de este año, las obras seguro que comenzarán dentro de 2024, una vez hayan iniciado la actuación en sentido contrario. En cualquier caso, con toda esta actuación, la Diputación de Álava intentará poner fin a un problema, en la que han aplicado «soluciones transitorias», desde que se formalizó la liberalización, lo que generó un cuello de botella en Armiñón para el tráfico, que todavía se sufre por los mirandeses.